Confesiones de San Agustín, Audiolibros y Libros


San Agustín

Confesiones

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LIBRO X

Muestra por qué grados fue subiendo al conocimiento de Dios; que se halla a Dios en la memoria, cuya capacidad y virtud describe hermosamente; que sólo en Dios está la verdadera bienaventuranza que todos apetecen, aunque no todos la buscan por los medios legítimos. Después describe el estado presente de su alma y los males de las tres concupiscencias

Capítulo I

    Que en sólo Dios halla un alma su esperanza y alegría

Capítulo II

    Siendo claras y manifiestas respecto de Dios las cosas más ocultas, qué viene a ser lo que hace el hombre en confesarse a Dios

Capítulo III

    Del fruto que sacaba de confesar a Dios el estado presente de su alma, a distinción de lo que antes había sido

Capítulo IV

    Del grande fruto que esperaba hacer en los fieles con los libros de sus Confesiones

Capítulo V

    Que el hombre no se conoce a sí mismo cabal y perfectamente

Capítulo VI

    Qué cosa es la que se ama cuando se ama a Dios; y cómo por las criaturas se llega a conocer al Creador

Capítulo VII

    Que ninguno puede hallar a Dios por medio de los sentidos corporales ni de las potencias puramente sensitivas

Capítulo VIII

    De la admirable virtud y facultad de la memoria

Capítulo IX

    Del lugar que tienen en la memoria las ciencias

Capítulo X

    Las ciencias no entran en la memoria por ministerio de los sentidos, sino que salen de otro seno más profundo de ella

Capítulo XI

    Qué cosa sea aprender, hablando de las verdades que hallamos en nosotros mismos

Capítulo XII

    Del lugar que tienen en la memoria las ciencias matemáticas

Capítulo XIII

    Cómo la memoria es tan reflexiva que con ella nos acordamos de habernos acordado

Capítulo XIV

    Cómo también están en la memoria las afecciones o pasiones del ánimo

Capítulo XV

    Cómo también nos acordamos de las cosas que están ausentes

Capítulo XVI

    Cómo también la memoria se acuerda del olvido

Capítulo XVII

    Que no obstante ser tan grande la capacidad y virtud de la memoria, es necesario, para hallar a Dios, subir más arriba de esta potencia

Capítulo XVIII

    Cómo no pudiera hallarse una cosa perdida si no se conservara en la memoria

Capítulo XIX

    Cómo vuelve a acordarse la memoria de lo que había perdido ella misma

Capítulo XX

    Para desear la bienaventuranza, como todos los hombres la desean, es necesario que la conozcan

Capítulo XXI

    Del modo en que la bienaventuranza está en nuestra memoria

Capítulo XXII

    En qué consista la vida bienaventurada, y dónde se ha de buscar

Capítulo XXIII

    Prosigue explicando qué cosa sea la vida bienaventurada, y dónde se halla

Capítulo XXIV

    Se alegra Agustín de haber hallado a Dios dentro de su memoria

Capítulo XXV

    En qué grado de la memoria se halla a Dios

Capítulo XXVI

    Dónde se halla a Dios

Capítulo XXVII

    Cómo la hermosura de Dios arrebata hacia sí al hombre

Capítulo XXVIII

    De las miserias de esta vida

Capítulo XXIX

    Que toda nuestra esperanza ha de ponerse en Dios

Capítulo XXX

    Confiesa Agustín el estado en que se hallaba en orden a las tentaciones libidinosas

Capítulo XXXI

    Del estado en que se hallaba en orden a las tentaciones de la gula

Capítulo XXXII

    Del estado en que se hallaba en orden a las tentaciones de los olores y fragancias tocantes al olfato

Capítulo XXXIII

    Del estado en que se hallaba en orden a los deleites tocantes al oído

Capítulo XXXIV

    De cómo se hallaba en cuanto a los deleites de la vista

Capítulo XXXV

    De cómo se hallaba en orden al segundo género de tentación, que es el de la curiosidad

Capítulo XXXVI

    De cómo se hallaba en orden al tercer género de tentación, que es el de la soberbia

Capítulo XXXVII

    De cómo le movían las alabanzas de los hombres

Capítulo XXXVIII

    Cómo la virtud tiene también peligro por la vanagloria

Capítulo XXXIX

    Epílogo de lo que ha tratado en este libro

Capítulo XL

    Cómo buscó a Dios dentro de sí mismo y en todas las demás cosas

Capítulo XLI

    Cómo algunos han recurrido infelizmente a los demonios, para que sirvieran de medianeros a fin de convertirse los hombres a Dios

Capítulo XLII

    Carácter del verdadero mediador entre Dios y los hombres

 

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