"Nada menos que todo un hombre" 12
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Biografía de Miguel de Unamuno en Wikipedia | |
Música: Schumann Album für die Jugend op.68, no. 1 "Melodie" |
Nada menos que todo un hombre |
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Y Julia volvió a sus congojas, y el conde de Bordaviella a sus visitas, aunque con más cautela. Y ya fue ella, Julia, la que, exasperada, empezó a prestar oídos a las venenosas insinuaciones del amigo, pero sobre todo a hacer ostentación de la amistad ante su marido, que alguna vez se limitaba a decir: «Habrá que volver al campo y someterte a tratamiento.» Un día, en el colmo de la exasperación, asaltó Julia a su marido, diciéndole: — ¡Tú no eres un hombre, Alejandro, no, no eres un hombrel — ¿Quién, yo? ¿Y por qué? — ¡No, no eres un hombre, no lo eres! — Explícate. — Ya sé que no me quieres, que no te importa de mí nada, que no soy para ti ni la madre de tu hijo: que no te casaste conmigo nada más que por vanidad, por jactancia, por exhibirme, por envanecerte con mi hermosura, por... — ¡Bueno, bueno; ésas son novelerías! ¿Por qué no soy hombre? — Ya sé que no me quieres... — Ya te he dicho cien veces que eso de querer y no querer, y amor, y todas esas andróminas, son conversaciones de te condal o danzante. — Ya sé que no ¡ne quieres... — Bueno, ¿y qué más...? — Pero eso de que consientas que el conde, el michino, como tú le llamas, entre aquí a todas horas... — ¡Quien lo consiente eres tú! — ¿Pues no he de consentirlo, si es mi amante? Ya lo has oído, mi amante. ¡El michino es mi amante! Alejandro permanecía impasible mirando a su mujer. Y ésta, que esperaba un estallido del hombre, exaltándose aún más, gritó: — ¿Y qué? ¿No me matas ahora como a la otra? — Ni es verdad que maté a la otra, ni es verdad que el michino sea tu amante. Estás mintiendo para provocarme. Quieres convertirme en un Otelo. Y mi casa no es teatro. Y si sigues así, va a acabar todo ello en volverte loca y en que tengamos que encerrarte, — ¿Loca? ¿Loca yo? — ¡De remate! ¡Llegarse a creer que tiene un amante! ¡Es decir, querer hacérmelo creer! ¡Como si mi mujer pudiese faltarme a mí! ¡A mí! Alejandro Gómez no es ningún michino; ¡es nada menos que todo un hombre! Y no, no conseguirás lo que buscas, no conseguirás que yo te regale los oídos con palabras de novelas y de tes danzantes o condales. Mi casa no es un teatro. — ¡Cobarde! ¡Cobarde! ¡Cobarde! — gritó ya Julia, fuera de sí — .¡Cobarde! — Aquí va a haber que tomar medidas — dijo el marido. Y se fue. |
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