Ni el mármol ni los áureos monumentos
De príncipes serán más perdurables
Que este arca de tu esplendor luciente,
Recia rima, jamás piedra opacada.
Cuando la guerra atroz derrumbe estatuas
Y las turbas destruyan las murallas,
Ni la espada de Marte ni hostil llama
Abatirán esta memoria viva.
A la muerte, y al enconado olvido,
Podrás vencer, y en estas alabanzas
Los ojos de los hombres venideros
Hasta el juicio final verán tu imagen.
Así, hasta que seas convocado,
Aquí vivirás, y en tiernos ojos.
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