Renueva, amor, tus bríos, no se diga
Que eres más endeble que el deseo,
Cuya fiebre voraz, hoy aplacada,
Mañana se agudiza nuevamente.
Si hoy tus ojos hambrientos se han hartado,
Amor, aunque ahítos parpadeen,
Mañana también mira, no destruyas
Por torpeza el espíritu amoroso.
La ausencia sea océano que aparta
A fogosos amantes que a la orilla
Se acercan diariamente para verse
Y las ansias recíprocas inflaman.
Sea invierno tan lleno de cuidados
Que triple bienvenida dé al estío.
|