Por la calle de Toledo
y al descender de las sombras,
se oye tumulto de gentes,
bulle tropel de personas.
Es que en los sitios lejanos
que barrios bajos se nombran,
en donde luce su talle
la linda chula graciosa,
y en donde el novio la sigue
echada a un lado la gorra,
con el mes de las cosechas
que los racimos sazona,
llegó la alegre velada,
la fiesta de la Paloma.
*
Brilla en las torres tendida
del sol la túnica roja,
que arrastrada al Occidente
crestas y cúpulas dora,
y por el tránsito augusto
de la fiesta bulliciosa,
lucen las tiendas flotantes,
truenan las risas y bromas.
Los ariscos empedrados,
por sus piedras angulpsas
van derramando el gentío
que ya en su seno alborota;
rebosando las aceras,
pueblo y pueblo se amontona
y poco a poco invadida
la calle, de humanas olas,
que ya empujan, o ya ruedan,
o ya avanzan y se chocan,
lo que empezó larga sierpe
de escamas deslumbradoras,
ya, por la gente agrandada,
es río, torrente, o tromba !
*
¿ Quién pintará tus festines
¡oh moderna Babilonia!
con tus intrigas y lances
y tus enredos e historias?
*
Iluminadas las tiendas,
á un lado y otro coronan
con diadenia de reflejos
el mar de gente que flota.
Extiéndense á la derecha
boticas, talleres, lonjas,
cererías y posadas,
y mercados y tahonas.
A la izquierda, largas filas
de fachadas se eslabonan,
abigarradas y oscuras
y carcomidas y rotas.
Desarrapados pilludos
acá y allá se convocan
quién, al paleto burlando
cuál, al esbirro que ronda
éste, alarmando el gentío
aquél, trabando camorra
y al lado de una taberna
donde se canta y se toca,
otros, del talle abrazados,
bailan al son de las coplas.
*
La casa ilustre de Baco
galas lucientes adornan,
y abrillantan sus paredes
caricaturas vistosas.
Cien rayos de luz que salen
de dos cristalinas bombas,
desplegándose en reflejos
tiemblan en vidrios y copas
alineadas al frente,
negras botellas decoran
en hileras prolongadas
la estancia deslumbradora;
enfilados los barriles
aros con aros se tocan
brillan las limpias bandejas;
claro el licor se desborda,
y en la fuente de alabastro
que es del mostrador corona,
un grifo de oro sujeta
un chorro, que cuando asoma,
vibra al caer en los vasos
donde la espuma rebota !
Enfrente, en la opuesta acera,
detrás de cortina roja
que dividida en dos bandas
repliegan cintas y borlas,
la espléndida barbería
se destaca brilladora
y en medio del vivo estruendo
descubre sus galas todas.
Fuertes sillones ostentan
sus ñnas pieles lustrosas,
con truncados espaldares
que se elevan, y se doblan
en un rincón la guitarra
duerme sus sueños de notas,
deslizando por sus cuerdas
ayes, lamentos y trovas
en desorden los cepillos
la blanca piedra coronan
lucen vidrios y tijeras
junto á navajas y pomas:
radia la luz resplandores
trina en su jaula una alondra,
y de los muros se inclinan,
sujetos de las argollas,
cuatro espejos, mal velados
por cuatro tules de rosa.
*
Alegre el pueblo cantando,
con risa y fiesta alborota;
y al revolver de una calle
que va á la de la Paloma,
y de un casucho saliendo
de faz desconchada y rota,
da de pies sobre la acera
una pareja amorosa,
mientras tropel de chiquillos
le forma luciente escolta.
¡ Pare su curso el gentío !
¡ lancen requiebros las bocas !
¡ todos los ojos a un punto
lleven miradas ansiosas!
¡¡siembren el suelo las capas
a la moderna manola!!
El chulo que la acompaña
y es de su cuerpo custodia,
con fino esmero vestido
luce su egregia persona.
Lleva en torno de las sienes,
donde dos tufos asoman,
hacia adelante arrollada
negra y artística gorra
en la bordada pechera,
como el cisne esplendorosa,
claros brillantes despiden
cien mil reflejos de aurora
una ajustada chaqueta
su esbelto cuerpo aprisiona,
desprovista de alamares,
y de cintas, y de borlas
usa pantalón estrecho
petaca de piel costosa
pañuelo en que van unidas
sus iniciales con otras y
y en los pies que le sostienen
luce riquísimas botas,
con ojales, y cordones,
y costuras primorosas.
Ella, sobre el pie divino,
sostén de tan bella diosa,
que por pecar de pequeño
va penando en cárcel roja,
lleva un planchado vestido
de percal, que cuando flota,
bajo el volante descubre
randas, trencillas y blondas
ajusta el talle ondulante,
que como sierpe se dobla,
vistoso cuerpo adornado
de florecillas y hojas;
rojos corales suspenden
sus orejas tentadoras,
lleva enroscadas las trenzas,
leve sonrisa en la boca,
y como velo radiante
que va a envolver su persona,
un pañolón la cobija,
en cuyos pliegues se nota
el iris desmenuzado
en aves, tallos y rosas!
*
A las puertas de la iglesia,
y en un espacio que forma
adelantando de frente,
la calle que desemboca,
llena de acordes el viento
una murga atronadora,
donde suenan concertados
flautas, clarines y trompas.
En los labrados atriles
están las escritas hojas,
y un músico, con viveza,
en una caja redobla;
tambor y enormes platillos
al compás truenan y chocan
los sonoros clarinetes
suenan con voces gangosas,
y mil bombas de colores
movidas del aire flotan,
al baile dando vislumbres
fantásticas y dudosas.
En desorden las parejas
cubren la explanada toda,
y a un mismo son van marcando
las vueltas voluptuosas.
Cuando unas parejas vuelven,
otras allá se prolongan,
y las de aquí se adelantan,
y las del centro se chocan;
Tipos diversos y varios
en todo el baile se notan
resaltando entre la danza
un chulo con una moza,
que por el pincel descritos
así enlazan sus personas.
*
Sostén haciendo dos manos
entrelazadas las otras
talle con talle ceñido
como razón y memoria
casi los rostros tocando
y casi unidas las bocas,
con pausados movimientos
y actitudes amorosas,
lentamente van trazando
laberintos de mil formas.
Ya el chulo hacia atrás camina
ya hacia atrás baila la moza
ya en un punto se detienen
y dan vueltas presurosas
ya se aquietan ya de nuevo
trazan gigante corona
ya, parando pies y manos,
los talles mueven y doblan
ya extasiados se contemplan,
ya de ternuras se colman,
y siempre en el baile unidos
con encanto se aprisionan,
y retroceden, y giran,
y vienen, y van, y tornan.
Crece el inmenso bullicio,
y aumentan la batahola,
el chillido del que juega,
la risa del que alborota,
el susurro del que habla,
y el gritar del que pregona.
Cuál, invade la carrera
seguido de alegre ronda,
con una gaita que gime
sus hervideros de notas
quién, de sonora bandurria
las cuerdas puntea y toca,
y alegres coplas cantando
la fiesta aviva y redobla;
cuál otro, con suma gracia
va requebrando a las mozas
que contestan con desaires,
y con chistes, y con bromas
éste, los puestos contempla
el otro, gasta y derrocha
cuál, a su novia acompaña
aquél, estruja la bolsa;
y en el inmenso bullicio
de la algazara ruidosa,
todo palpita y ondula,
bulle, resplandece y choca !
*
Mas ya en el rosado Oriente
abre sus ojos la aurora,
que tenue va desgarrando
los cortinajes de sombra
sube al cielo el Guadarrama
su fantástica corona,
y se oye el bronco silbido
que da la locomotora;
desvanécese la luna,
que cárdena y silenciosa
rueda al fondo de la noche
como caída custodia
las soñolientas campanas
dan en las torres las horas;
cantan los gallos lejanos;
despiértanse las alondras,
y rechinando las puertas
se abren cafés y tahonas,
¡ donde aun los muros alumbran
las encendidas antorchas!
Dulcemente por los cielos
entra la luz temblorosa,
dejando en oro bañadas
crestas, campiñas y lomas
crujen las mangas tronantes
desembocando furiosas
arcos de perlas que vibran
y que al rodar se alborotan
la Puerta del Sol invaden
coches, carros y personas;
vienen y van los tranvías;
a misa en las torres tocan,
y con su veste inflamada,
ya vencedor de las sombras,
avanza el día, que esparce
¡¡en mil torrentes la aurora!
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