Asunto, una fiesta alegre;
lugar de la escena, Málaga;
tapiz del suelo, la arena;
y dosel, verde enramada.
*
En derredor de una mesa,
que no es de mármol de Italia,
donde incitan a los ojos
llenas de vino las cañas
en cuyos limpios cristales
tiembla la luz irisada,
cambiando amanten promesas
con más amantes palabras,
se encuentran tres percheleros
con tres bellas trinitarias.
Estrella, que así la nombran
en el barrio las muchachas,
canta con voz que semeja
a la alondra cuando canta.
Sobre sus hombros morenos,
un chal pintado descansa,
donde mano primorosa
por el arte aconsejada,
bordó con hilos de seda
colorines y calandrias.
De un lindo collar, pendiente
luce en la tersa garganta
un corazón donde escrita
se ve de «amor» la palabra;
en las rosadas orejas
que á breves conchas se igualan,
lleva, inquietos oscilando,
ricos aretes de plata;
muestra en el pecho, una rosa;
en el pie, cárcel de grana;
en los dedos, perlas finas;
en el cuerpo, lindas galas;
y la graciosa cabeza
con tantas flores esmalta,
que lleva una primavera
sobre sus ondas rizadas.
Enfrente de ella, Casildo,
un mozo de rompe y rasga,
el que mata si le ofenden
y de amor, al mirar, mata;
el que esgrime cual ninguno
la pendenciera navaja,
y el calañés lleva siempre
sobre la ceja enarcada,
mientras principian los brindis,
mientras las risas estallan,
y las palabras se cruzan,
y se cruzan las miradas,
con la una pierna pulida
sobre la izquierda cruzada,
y encima de la derecha
la melodiosa guitarra,
templa y pulsa el instrumento
que dulces notas exhala;
y mientras este sonríe,
y aquella toca las palmas,
y el uno las copas llena,
y la otra las copas vacia,
entornando de los ojos
las negrísimas pestañas,
y deteniéndose luego
en mil y mil circunstancias,
escupe, mira al soslayo,
«¡Ole!» dice, y así canta:
« Mira si es mala mi estrella,
mira si mi estrella es mala,
que no hay estrella que rompa
las nubes que hay en mi alma».
Todo es bulla y movimiento;
todo broma y algazara;
sobre la mesa, relumbran
llenas de vino las cañas.
Este, grita y baila a un tiempo
con otra que grita y baila;
aquél, dice á una morena
frases que el viento arrebata;
éste, anima con sus coplas;
aquélla, con sus miradas;
el otro, con sus suspiros;
cuál, con sus tiernas palabras;
y crece el rumor y crece,
y luego en bullicio estalla,
y luego en ruidoso estruendo,
y luego en bronca algazara,
y hacen, saltando en pedazos
por la atmósfera abrasada,
las botellas que se rompen
en honor de Baco, salvas.
Estrella, la de ojos negros
y las pupilas de llamas,
con aire de reina altiva,
hacia el centro se adelanta.
Todos en ¡ vivas ! prorrumpen,
todos á un tiempo la ensalzan,
y éste y aquél la requiebran,
y todos baten las palmas,
en tanto que ella, subiendo
con gracia y garbo la falda
que á la cadera suspende
bajo la mano de nácar,
a tiempo que del pie enseña
la breve punta preciada
y en flexibles movimientos
luce las formas gallardas,
con voz que imita en lo dulce
a los arpegios del arpa,
y al murmullo de la ola,
y a las músicas del aura,
así expresa, y así siente,
y así dice, y así canta:
« No hay estrella que no rompa
nubes de penas amargas,
si es en un cielo de amores
donde las nubes se fraguan».
Nuevo estrépito sucede,
nuevos requiebros se cambian,
y nuevos brindis se escuchan,
y nuevas copas se vacian.
En esto, un curro que viste
justillo con borlas grana
bajo cuyo extremo asoma
radiante y limpia navaja,
tomando en fina apostura
para brindar una caña,
cuyo claro
que al ligero ambiente lanza
finje al desgranarse en gotas
brillante collar de lágrimas,
mientras que el líquido suelto
coge otra vez en la caña,
— ¡ Brindo, dice, por mi niña,
y por los mozos de gracia,
por Estrella, por su novio,
por quien toca, y por quien baila !
— ¡ Ole ! — ¡ Viva tu persona !
— ¡ Salero ! — ¡ Viva quien habla !
— ¡ Bien por tu boca, serrano !
— ¡Y por el vino! — ¡Y por Málaga!
— ¡ Vengan botellas ! — ¡Y risa !
— ¡ Muchacho, toca las palmas !
— ¡ Vengan coplas ! — ¡Y jaleo !
— ¡ Y bullicio ! — ¡Y algazara !
Todo es gozo; todo vida;
todo luce; todo salta;
del líquido, por la mesa
ruedan las olas doradas;
todo es confusión y estruendo,
todo colores y ráfagas,
y estrépito, y vocerío,
y risa, y placer, y danza.
¡ Y coronando la orgía
llena de espléndidas gracias,
el genio antiguo de Roma
gozoso cierne las alas !
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