Amado Nervo en AlbaLearning

Amado Nervo

"Una mentira"

Capítulo 8

Biografía de Amado Nervo en AlbaLearning

 
 
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Música: Brahms, Violin Sonata No. 1 - Op. 78
 
Una mentira
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Lector: ¿concibes la gratitud de una muchacha hispanoamericana, un poquito vanidosa, hija de indiano (de esos rudos, sencillos, fuertes, que llegan a América a las bodegas de las tiendas de ultramarinos), por la mujer encantadora que de golpe y porrazo la hacía alternar con aquellos himalayas del gran mundo?

¿Y crees que después de esto, a una amiga así se la pueda negar algo?

Ahora bien, la adorable marquesita, lector, estaba enamorada de un joven, que no era su marido, y, me apresuro a decirlo, iba a romper con él.

Iba a romper con él, ¿sabes por qué? Pues por remordimiento.

En el amor de la española -me decía en cierta ocasión un ilustre amigo mío, autor dramático y poeta celebrado- hay casi siempre un ingrediente delicioso, que no se encuentra en la pasión de una francesa, de una inglesa, de una alemana. Et pour cause.

«Este ingrediente es el remordimiento».

«La mujer española que ama con un amor culpable (apresurémonos a afirmar que, felizmente, esto es excepcionalísimo en España), sufre, en los momentos álgidos de su pasión, el escozor del remordimiento. No es raro oírla exclamar sinceramente, angustiosamente. «¡Virgen santísima, qué estoy haciendo!», lo cual -añadía mi picaresco amigo- da un sabor, una sazón, una salsa especial a sus ternuras».

Pues bien, en el amor de la marquesita había este ingrediente, lector, y de tal manera fue metiéndose en la total fórmula erótica, que acabó por predominar, como el amargo que va cayendo gota a gota en el vermut.

La marquesa resolvió ser buena, y Blanca, su confidente de años, aplaudió la resolución con a un fervor que a su marido le hubiese vuelto loco de alegría.

Pero a la marquesa «le faltaba el valor» para afrontar la escena definitiva, que debía tener por teatro un discreto rincón de las afueras de Madrid, y Blanca, con toda su alma, resolvió acompañarla.

¿Cuándo?

Pues la tarde de la garden party.

Para probar la coartada, de vuelta de la entrevista suprema estarían un poco en la fiesta.

Sólo que la fatalidad tejió de otra manera la malla.

Suspendiose la garden party y la entrevista se prolongó un poquito más (no tienes idea de lo patética que fue, lector).

Otro sí: el Berliet tuvo un panne, vulgarísima por cierto, un neumático... (accidente que desaparecerá ya para siempre gracias a un sabio invento español, según afirman los periódicos).

Blanca y la marquesa volvieron tarde a Madrid; no había tiempo de dar un vistazo a la fiesta; una mujercita «bien» siempre llega a su casa un poco antes de la comida. Es fuerza vestirse, refrescar un poco la cara...

Y así fue el caso, lector.

El Fatum sombrío estaba agazapado detrás de aquellos incidentes...

La tragedia descorría el telón...

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