Tomás de Kempis - Imitación de Cristo

Tomás de Kempis

"Imitación de Cristo"

Libro Cuarto

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Imitación de Cristo

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Libro 4 - Cap 12

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Capítulo XII
 

Del cuidado con que debe prepararse el que ha de recibir a Cristo.

VOZ DEL AMADO

1. Yo soy amante de la pureza y dador de toda santidad.

Yo busco un corazón puro, y en él está el lugar de mi descanso.

Prepárame un cenáculo grande y adornado, y en el celebraré contigo la Pascua con mis discípulos.

Si quieres que venga a ti y que permanezca contigo, arroja de ti la levadura corrompida, y limpia la morada de tu corazón.

Despréndete de todo lo que es del mundo, y desecha el tumulto de los vicios; siéntate como pájaro solitario en el tejado, y considera tus excesos con amargura de tu alma.

Pues todo amante prepara a su amado el mejor y más aliñado lugar; porque en esto se conoce el afecto del que hospeda al amado.

2. Sin embargo, has de saber que no puedes conseguir esta preparación con el mérito de tus obras, aunque te preparases un año entero y no tuvieses otra cosa en la mente.

Mas por sola mi piedad y gracia se te permite acercarte a mi mesa, como si un rico convidase e hiciese comer con él a un mendigo que no tuviese otra cosa para pagar este beneficio sino humildad y agradecimiento.

Practica todo cuanto esté de tu parte, y hazlo con mucha diligencia, no por costumbre, ni por necesidad; sino que has de procurar recibir con temor, reverencia y amor el Cuerpo de tu amado Dios y Señor, que se digna venir a ti.

Yo soy el que te llamé y el que mandé que vinieses: Yo supliré lo que te falta: ven y recíbeme.

3. Cuando Yo te concedo afectos de devoción, da gracias a tu Dios, no porque eres digno, sino porque he tenido misericordia de ti.

Si no tienes devoción y te sientes muy tibio, persevera en la oración, gime, llama, y no ceses hasta que merezcas recibir una migaja o una gota de gracia saludable.

Tú necesitas de Mí, no Yo de ti.

Ni tú vienes a santificarme, sino que Yo vengo a ti para santificarte y mejorarte.

Tú vienes para que Yo te santifique y para unirte a Mí, para recibir nueva gracia y para enfervorizarte de nuevo para la enmienda.

No desprecies esta gracia; antes bien, prepara con toda diligencia tu corazón, y recibe en tu interior a tu Amado.

4. Mas conviene que no solo te dispongas devotamente antes de comulgar, sino que también procures conservar la devoción después de recibido el Sacramento. Ni es menos necesario después el recogimiento, que lo es antes la devota preparación: porque el cuidado que después se tiene, es la mejor preparación para recibir mayor gracia.

Pues da muy pocas señales de buena disposición el que desde luego se entrega con exceso a los gustos exteriores.

Guárdate de hablar mucho; recógete a un lugar retirado, y goza de tu Dios, pues tienes al que ni todo el mundo es capaz de quitarte.

Yo soy a quien debes entregarte sin reserva; de manera que ya no vivas en ti, sino en Mí, sin el menor cuidado.

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