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Johann Wolfgang von Goethe

"Las desventuras del joven Werther"

Carta 89

Biografía de Johann Wolfgang von Goethe en Wikipedia

 
 

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Música: Brahms - Three Violín Sonatas - Sonata N 3 - Op. 108
 

Las desventuras del joven Werther

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El lunes por la mañana, 21 de diciembre, escribió a Carlota la siguiente carta, que se encontró cerrada sobre su mesa, y fue remitida a la persona a quien iba dirigida. La insertamos aquí por fragmentos, como parece que él la escribió:

"Es cosa resuelta, Carlota: quiero morir y te lo participo sin ninguna exaltación romántica, con la cabeza tranquila, el mismo día en que te veré por última vez.

"Cuando leas estas líneas, mi adorada Carlota, yacerán en la tumba los despojos del desgraciado que, en los últimos instantes de su vida, no encuentra placer más dulce que el de pensar en ti. He pasado una noche terrible; así y todo ha sido benéfica, porque ha fijado mi resolución. ¡Quiero morir!

"Al separarme ayer de tu lado, un frío inexplicable se apoderó de todo mi ser; refluía mi sangre al corazón, y respirando con angustiosa dificultad pensaba en mi vida, que se consume cerca de ti, sin alegría, sin esperanza. ¡Ay!, estaba helado de espanto. Apenas pude llegar a mi alcoba, donde caí de rodillas, completamente loco. iOh, Dios mío!, tú me concediste por última vez el consuelo de llorar. ¡Pero qué lágrimas tan amargas! Mil ideas, mil proyectos agitaron tumultuosamente mi espíritu, fundiéndose, al fin, todos en uno solo, pero firme, inquebrantable: ¡Morir! Con esta resolución me acosté; con esta resolución, inquebrantable y firme como ayer, he despertado: ¡quiero morir!... No es desesperación, es convencimiento: mi carrera está concluida, y me sacrifico por ti. Sí, Carlota, ¿por qué te lo he de ocultar? Es preciso que uno de los tres muera, y quiero ser yo. ¡Oh, vida de mi vida! Más de una vez en mi alma desgarrada ha penetrado un horrible pensamiento: matar a tu marido... a ti... a mí. Sea yo, yo solo; así será. Cuando al anochecer de algún hermoso día de verano subas a la montaña, piensa en mí, y acuérdate de que he recorrido muchas veces el valle: mira luego hacia el cementerio, y a los últimos rayos del sol poniente vean tus ojos cómo el viento azota la hierba de mi sepultura. Estaba tranquilo al comenzar esta carta, y ahora lloro como un niño al ver lleno de vida todo cuanto me rodea."

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