Miguel de Cervantes en AlbaLearning

MIGUEL DE CERVANTES

"La fuerza de la sangre - The force of blood"

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Biografía de Miguel de Cervantes Saavedra en AlbaLearning 
LA FUERZA DE LA SANGRE ESPAÑOLAUDIO 
THE FORCE OF BLOOD English text
   
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LA FUERZA DE LA SANGRE (Sección 2)
THE FORCE OF BLOOD (Section 2)
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No habría pasado, a su parecer, media hora, cuando sintió abrir la puerta del aposento y que a ella se llegó una persona; y, sin hablarle palabra, con un pañuelo le vendó los ojos, y tomándola del brazo la sacó fuera de la estancia, y sintió que volvía a cerrar la puerta. Esta persona era Rodolfo, el cual, aunque había ido a buscar a sus camaradas, no quiso hallarlas, pareciéndole que no le estaba bien hacer testigos de lo que con aquella doncella había pasado; antes, se resolvió en decirles que, arrepentido del mal hecho y movido de sus lágrimas, la había dejado en la mitad del camino. Con este acuerdo volvió tan presto a poner a Leocadia junto a la iglesia mayor, como ella se lo había pedido, antes que amaneciese y el día le estorbase de echalla, y le forzase a tenerla en su aposento hasta la noche venidera, en el cual espacio de tiempo ni él quería volver a usar de sus fuerzas ni dar ocasión a ser conocido. Llevóla, pues, hasta la plaza que llaman de Ayuntamiento; y allí, en voz trocada y en lengua medio portuguesa y castellana, le dijo que seguramente podía irse a su casa, porque de nadie sería seguida; y, antes que ella tuviese lugar de quitarse el pañuelo, ya él se había puesto en parte donde no pudiese ser visto.   In about half an hour, as it seemed to her, the door was opened; some one came in, blindfolded her, and taking her by the arm, without a word spoken, led her out of the room, which she heard him lock behind him. This person was Rodolfo, who though he had gone to look for his friends, had changed his mind in that respect, not thinking it advisable to acquaint them with what had passed between him and the girl. On the contrary, he resolved to tell them, that repenting of his violence, and moved by her tears, he had only carried her half-way towards his house, and then let her go. Having come to this resolution, he hastened back to remove Leocadia before daylight appeared, which would compel him to keep her in his room all the following day. He led her then to the Plaza del Ayuntamiento, and there, in a feigned voice, speaking half Portuguese and half Spanish, he told her she might go home without fear, for she should not be followed; and he was already out of sight before she had taken the bandage from her eyes.
Quedó sola Leocadia, quitóse la venda, reconoció el lugar donde la dejaron. Miró a todas partes, no vio a persona; pero, sospechosa que desde lejos la siguiesen, a cada paso se detenía, dándolos hacia su casa, que no muy lejos de allí estaba. Y, por desmentir las espías, si acaso la seguían, se entró en una casa que halló abierta, y de allí a poco se fue a la suya, donde halló a sus padres atónitos y sin desnudarse, y aun sin tener pensamiento de tomar descanso alguno.   Leocadia looked all round her: she was quite alone: no one was in sight; but suspecting that she might be followed at a distance, she stopped every now and then on her way home, which was not far, and looked behind her. To baffle any spies that might perchance be watching her, she entered a house which she found open; and by and by she went from it to her own, where she found her parents stupefied with grief. They had not undressed, or thought of taking any rest.
Cuando la vieron, corrieron a ella con brazos abiertos, y con lágrimas en los ojos la recibieron. Leocadia, llena de sobresalto y alboroto, hizo a sus padres que se tirasen con ella aparte, como lo hicieron; y allí, en breves palabras, les dio cuenta de todo su desastrado suceso, con todas la circunstancias dél y de la ninguna noticia que traía del salteador y robador de su honra. Díjoles lo que había visto en el teatro donde se representó la tragedia de su desventura: la ventana, el jardín, la reja, los escritorios, la cama, los damascos; y a lo último les mostró el crucifijo que había traído, ante cuya imagen se renovaron las lágrimas, se hicieron deprecaciones, se pidieron venganzas y desearon milagrosos castigos. Dijo ansimismo que, aunque ella no deseaba venir en conocimiento de su ofensor, que si a sus padres les parecía ser bien conocelle, que por medio de aquella imagen podrían, haciendo que los sacristanes dijesen en los púlpitos de todas las parroquias de la ciudad, que el que hubiese perdido tal imagen la hallaría en poder del religioso que ellos señalasen; y que ansí, sabiendo el dueño de la imagen, se sabría la casa y aun la persona de su enemigo.   When they saw her, they ran to her with open arms, and welcomed her with tears. Choking with emotion, Leocadi made a sign to her parents that she wished to be alone with them. They retired with her, and she gave them a succinct account of all that had befallen her. She described the room in which she had been robbed of her honour, the window, the grating, the garden, the cabinets, the bed, the damask hangings, and, last of all, she showed them the crucifix which she had carried off, and before which the three innocent victims renewed their tears, imprecated Heaven's vengeance on the insolent ravisher, and prayed that he might be miraculously punished. She told her parents, that although she had no wish to know the name of him at whose hands she had received such cruel wrong, yet if they thought fit to make such a discovery, they might do so by means of the crucifix, by directing the sacristans of the several parishes in the city to announce from the pulpits that whoever had lost such an image would find it in the hands of a certain monk whom he should name. By this means, they would discover their enemy in the person of the owner of the crucifix.
A esto replicó el padre: -Bien habías dicho, hija, si la malicia ordinaria no se opusiera a tu discreto discurso, pues está claro que esta imagen hoy, en este día, se ha de echar menos en el aposento que dices, y el dueño della ha de tener por cierto que la persona que con él estuvo se la llevó; y, de llegar a su noticia que la tiene algún religioso, antes ha de servir de conocer quién se la dio al tal que la tiene, que no de declarar el dueño que la perdió, porque puede hacer que venga por ella otro a quien el dueño haya dado las señas. Y, siendo esto ansí, antes quedaremos confusos que informados; puesto que podamos usar del mismo artificio que sospechamos, dándola al religioso por tercera persona. Lo que has de hacer, hija, es guardarla y encomendarte a ella; que, pues ella fue testigo de tu desgracia, permitirá que haya juez que vuelva por tu justicia. Y advierte, hija, que más lastima una onza de deshonra pública que una arroba de infamia secreta. Y, pues puedes vivir honrada con Dios en público, no te pene de estar deshonrada contigo en secreto: la verdadera deshonra está en el pecado, y la verdadera honra en la virtud; con el dicho, con el deseo y con la obra se ofende a Dios; y, pues tú, ni en dicho, ni en pensamiento, ni en hecho le has ofendido, tente por honrada, que yo por tal te tendré, sin que jamás te mire sino como verdadero padre tuyo.   "That would be very well, my child," replied her father, "if your plan were not liable to be frustrated by ordinary cunning; but no doubt this image has been already missed by its owner, and he will have set it down for certain that it was taken out of the room by the person he locked up there. To give him notice that the crucifix was in the hands of a certain monk would only serve to make known the person who deposited it in such keeping, but not to make the owner declare himself; for the latter might send another person for it, and furnish him with all the particulars by which he should identify it. Thus you see we should only damage ourselves without obtaining the information we sought; though to be sure we might employ the same artifice on our side, and deposit the image with the monk through a third hand. What you had best do, my child, is to keep it, and pray to it, that since it was a witness to your undoing, it will deign to vindicate your cause by its righteous judgment. Bear in mind, my child, that an ounce of public dishonour outweighs a quintal of secret infamy; and since, by the blessing of God, you can live in honour before the public eye, let it not distress you so much to be dishonoured in your ownself in secret. Real dishonour consists in sin, and real honour in virtue. There are three ways of offending God; by thought, word, and deed; but since neither in thought, nor in word, nor in deed have you offended, look upon yourself as a person of unsullied honour, as I shall always do, who will never cease to regard you with the affection of a father."
Con estas prudentes razones consoló su padre a Leocadia, y, abrazándola de nuevo su madre, procuró también consolarla. Ella gimió y lloró de nuevo, y se redujo a cubrir la cabeza, como dicen, y a vivir recogidamente debajo del amparo de sus padres, con vestido tan honesto como pobre.   Thus did this humane and right-minded father comfort his unhappy daughter; and her mother embracing her again did all she could to soothe her feelings. In spite of all their tenderness her anguish was too poignant to be soon allayed; and from that fatal night, she continued to live the life of a recluse under the protection of her parents.
Rodolfo, en tanto, vuelto a su casa, echando menos la imagen del crucifijo, imaginó quién podía haberla llevado; pero no se le dio nada, y, como rico, no hizo cuenta dello, ni sus padres se la pidieron cuando de allí a tres días, que él se partió a Italia, entregó por cuenta a una camarera de su madre todo lo que en el aposento dejaba.   Rodolfo meanwhile having returned home, and having missed the crucifix, guessed who had taken it, but gave himself no concern about it. To a person of his wealth such a loss was of no importance; nor did his parents make any inquiry about it, when three days afterwards, on his departure for Italy, one of his mother's women took an inventory of all the effects he left in his apartment.
Muchos días había que tenía Rodolfo determinado de pasar a Italia; y su padre, que había estado en ella, se lo persuadía, diciéndole que no eran caballeros los que solamente lo eran en su patria, que era menester serlo también en las ajenas. Por estas y otras razones, se dispuso la voluntad de Rodolfo de cumplir la de su padre, el cual le dio crédito de muchos dineros para Barcelona, Génova, Roma y Nápoles; y él, con dos de sus camaradas, se partió luego, goloso de lo que había oído decir a algunos soldados de la abundancia de las hosterías de Italia y Francia, [y] de la libertad que en los alojamientos tenían los españoles. Sonábale bien aquel Eco li buoni polastri, picioni, presuto e salcicie, con otros nombres deste jaez, de quien los soldados se acuerdan cuando de aquellas partes vienen a éstas y pasan por la estrecheza e incomodidades de las ventas y mesones de España. Finalmente, él se fue con tan poca memoria de lo que con Leocadia le había sucedido, como si nunca hubiera pasado.   Rodolfo had long contemplated a visit to Italy; and his father, who himself had been there, encouraged him in that design, telling him that no one could be a finished gentleman without seeing foreign countries. For this and other reasons, Rodolfo readily complied with the wishes of his father, who gave him ample letters of credit on Barcelona, Genoa, Rome, and Naples. Taking with him two of his companions, he set out on his travels, with expectations raised to a high pitch, by what he had been told by some soldiers of his acquaintance, concerning the good cheer in the hostelries of Italy and France, and the free and easy life enjoyed by the Spaniards in their quarters. His ears were tickled with the sound of such phrases as these: ecco li buoni polastri, picioni, presuto, salcicie, and all the other fine things of the sort, which soldiers are fond of calling to mind when they return from those parts to Spain. In fine, he went away with as little thought or concern about what had passed between him and the beautiful Leocadia as though it had never happened.
Ella, en este entretanto, pasaba la vida en casa de sus padres con el recogimiento posible, sin dejar verse de persona alguna, temerosa que su desgracia se la habían de leer en la frente. Pero a pocos meses vio serle forzoso hacer por fuerza lo que hasta allí de grado hacía. Vio que le convenía vivir retirada y escondida, porque se sintió preñada: suceso por el cual las en algún tanto olvidadas lágrimas volvieron a sus ojos, y los suspiros y lamentos comenzaron de nuevo a herir los vientos, sin ser parte la discreción de su buena madre a consolalla. Voló el tiempo, y llegóse el punto del parto, y con tanto secreto, que aun no se osó fiar de la partera; usurpando este oficio la madre, dio a la luz del mundo un niño de los hermosos que pudieran imaginarse. Con el mismo recato y secreto que había nacido, le llevaron a una aldea, donde se crió cuatro años, al cabo de los cuales, con nombre de sobrino, le trujo su abuela a su casa, donde se criaba, si no muy rica, a lo menos muy virtuosamente.   She meanwhile passed her life with her parents in the strictest retirement, never letting herself be seen, but shunning every eye lest it should read her misfortune in her face. What she had thus done voluntarily at first, she found herself, in a few months, constrained to do by necessity; for she discovered that she was pregnant, to the grievous renewal of her affliction. Time rolled on: the hour of her delivery arrived: it took place in the utmost secrecy, her mother taking upon her the office of midwife: and she gave birth to a son, one of the most beautiful ever seen. The babe was conveyed, with the same secrecy, to a village, where he remained till he was four years old, when his grandfather brought him, under the name of nephew, to his own house, where he was reared, if not in affluence, at least most virtuously.
Era el niño (a quien pusieron nombre Luis, por llamarse así su abuelo), de rostro hermoso, de condición mansa, de ingenio agudo, y, en todas las acciones que en aquella edad tierna podía hacer, daba señales de ser de algún noble padre engendrado; y de tal manera su gracia, belleza y discreción enamoraron a sus abuelos, que vinieron a tener por dicha la desdicha de su hija por haberles dado tal nieto. Cuando iba por la calle, llovían sobre él millares de bendiciones: unos bendecían su hermosura, otros la madre que lo había parido, éstos el padre que le engendró, aquéllos a quien tan bien criado le criaba. Con este aplauso de los que le conocían y no conocían, llegó el niño a la edad de siete años, en la cual ya sabía leer latín y romance y escribir formada y muy buena letra; porque la intención de sus abuelos era hacerle virtuoso y sabio, ya que no le podían hacer rico; como si la sabiduría y la virtud no fuesen las riquezas sobre quien no tienen jurisdición los ladrones, ni la que llaman Fortuna.   The boy, who was named Luis after his grandfather, was remarkably handsome, of a sweet docile disposition; and his manners and deportment, even at that tender age, were such as showed him to be the son of some noble father. His grandfather and grandmother were so delighted with his grace, beauty, and good behaviour, that they came at last to regard their daughter's mischance as a happy event, since it had given them such a grandson. When the boy walked through the streets, blessings were showered upon him by all who saw him—blessings upon his beauty, upon the mother that bore him, upon the father that begot him, upon those who brought him up so well. Thus admired by strangers, as well as by all who knew him, he grew up to the age of seven, by which time he could already read Latin and his mother tongue, and write a good round hand; for it was the intention of his grandparents to make him learned and virtuous, since they could not make him rich, learning and virtue being such wealth as thieves cannot steal, or fortune destroy.
Sucedió, pues, que un día que el niño fue con un recaudo de su abuela a una parienta suya, acertó a pasar por una calle donde había carrera de caballeros. Púsose a mirar, y, por mejorarse de puesto, pasó de una parte a otra, a tiempo que no pudo huir de ser atropellado de un caballo, a cuyo dueño no fue posible detenerle en la furia de su carrera. Pasó por encima dél, y dejóle como muerto, tendido en el suelo, derramando mucha sangre de la cabeza. Apenas esto hubo sucedido, cuando un caballero anciano que estaba mirando la carrera, con no vista ligereza se arrojó de su caballo y fue donde estaba el niño; y, quitándole de los brazos de uno que ya le tenía, le puso en los suyos, y, sin tener cuenta con sus canas ni con su autoridad, que era mucha, a paso largo se fue a su casa, ordenando a sus criados que le dejasen y fuesen a buscar un cirujano que al niño curase. Muchos caballeros le siguieron, lastimados de la desgracia de tan hermoso niño, porque luego salió la voz que el atropellado era Luisico, el sobrino del tal caballero, nombrando a su abuelo. Esta voz corrió de boca en boca hasta que llegó a los oídos de sus abuelos y de su encubierta madre; los cuales, certificados bien del caso, como desatinados y locos, salieron a buscar a su querido; y por ser tan conocido y tan principal el caballero que le había llevado, muchos de los que encontraron les dijeron su casa, a la cual llegaron a tiempo que ya estaba el niño en poder del cirujano.   One day, when the boy was sent by his grandfather with a message to a relation, he passed along a street in which there was a great concourse of horsemen. He stopped to look at them; and to see them the better, he moved from his position, and crossed the street. In doing so, he was not rapid enough to avoid a fiery horse, which its rider could not pull up in time, and which knocked Luis down, and trampled upon him. The poor child lay senseless on the ground, bleeding profusely from his head. A moment after the accident had happened, an elderly gentleman threw himself from his horse with surprising agility, took the boy out of the arms of a person who had raised him from the ground, and carried him to his own house, bidding his servants go fetch a surgeon. Many gentlemen followed him, greatly distressed at the sad accident which had befallen the general favourite; for it was soon on everybody's lips that the sufferer was little Luis. The news speedily reached the ears of his grandparents and his supposed cousin, who all hurried in wild dismay to look for their darling. The gentleman who had humanely taken charge of him being of eminent rank, and well known, they easily found their way to his house, and arrived there just as Luis was under the surgeon's hands.
El caballero y su mujer, dueños de la casa, pidieron a los que pensaron ser sus padres que no llorasen ni alzasen la voz a quejarse, porque no le sería al niño de ningún provecho. El cirujano, que era famoso, habiéndole curado con grandísimo tiento y maestría, dijo que no era tan mortal la herida como él al principio había temido. En la mitad de la cura volvió Luis a su acuerdo, que hasta allí había estado sin él, y alegróse en ver a sus tíos, los cuales le preguntaron llorando que cómo se sentía. Respondió que bueno, sino que le dolía mucho el cuerpo y la cabeza. Mandó el médico que no hablasen con él, sino que le dejasen reposar. Hízose ansí, y su abuelo comenzó a agradecer al señor de la casa la gran caridad que con su sobrino había usado. A lo cual respondió el caballero que no tenía qué agradecelle, porque le hacía saber que, cuando vio al niño caído y atropellado, le pareció que había visto el rostro de un hijo suyo, a quien él quería tiernamente, y que esto le movió a tomarle en sus brazos y traerle a su casa, donde estaría todo el tiempo que la cura durase, con el regalo que fuese posible y necesario. Su mujer, que era una noble señora, dijo lo mismo y hizo aun más encarecidas promesas.   The master and mistress begged them not to cry, or raise their voices in lamentation; for it would do the little patient no good. The surgeon, who was an able man, having dressed the wound with great care and skill, saw that it was not so deadly as he had at first supposed. In the midst of the dressing, Luis came to his senses, and was glad to see his relations, who asked him how he felt. "Pretty well," he said, only his head and his body pained him a good deal. The surgeon desired them not to talk to him, but leave him to repose. They did so, and the grandfather then addressed himself to the master of the house, thanking him for the kindness he had shown to his nephew. The gentleman replied that there was nothing to thank him for; the fact being, that when he saw the boy knocked down, his first thought was that he saw under the horses' heels the face of a son of his own, whom he tenderly loved. It was this that impelled him to take the boy up, and carry him to his own house, where he should remain all the time he was in the surgeon's hands, and be treated with all possible care. The lady of the house spoke to the same effect, and with no less kindness and cordiality.
Admirados quedaron de tanta cristiandad los abuelos, pero la madre quedó más admirada; porque, habiendo con las nuevas del cirujano sosegádose algún tanto su alborotado espíritu, miró atentamente el aposento donde su hijo estaba, y claramente, por muchas señales, conoció que aquella era la estancia donde se había dado fin a su honra y principio a su desventura; y, aunque no estaba adornada de los damascos que entonces tenía, conoció la disposición della, vio la ventana de la reja que caía al jardín; y, por estar cerrada a causa del herido, preguntó si aquella ventana respondía a algún jardín, y fuele respondido que sí; pero lo que más conoció fue que aquélla era la misma cama que tenía por tumba de su sepultura; y más, que el propio escritorio, sobre el cual estaba la imagen que había traído, se estaba en el mismo lugar.   The grandfather and grandmother were surprised at meeting with so much sympathy on the part of strangers; but far greater was the surprise of their daughter, who, on looking round her, after the surgeon's report had somewhat allayed her agitation, plainly perceived that she was in the very room to which she had been carried by her ravisher. The damask hangings were no longer there; but she recognised it by other tokens. She saw the grated window that opened on the garden: it was then closed on account of the little patient; but she asked if there was a garden on the outside, and was answered in the affirmative. The bed she too well remembered was there; and, above all, the cabinet, on which had stood the image she had taken away, was still on the same spot.
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