Miguel de Cervantes en AlbaLearning

MIGUEL DE CERVANTES

"La fuerza de la sangre - The force of blood"

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Biografía de Miguel de Cervantes Saavedra en AlbaLearning 
LA FUERZA DE LA SANGRE ESPAÑOLAUDIO 
THE FORCE OF BLOOD English text
   
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LA FUERZA DE LA SANGRE (Sección 1)
THE FORCE OF BLOOD (Section 1)
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Una noche de las calurosas del verano, volvían de recrearse del río en Toledo un anciano hidalgo con su mujer, un niño pequeño, una hija de edad de diez y seis años y una criada. La noche era clara; la hora, las once; el camino, solo, y el paso, tardo, por no pagar con cansancio la pensión que traen consigo las holguras que en el río o en la vega se toman en Toledo. One night, after a sultry summer's day, an old hidalgo of Toledo walked out to take the air by the river's side, along with his wife, his little boy, his daughter aged sixteen, and a female servant. Eleven o'clock had struck: it was a fine clear night: they were the only persons on the road; and they sauntered leisurely along, to avoid paying the price of fatigue for the recreation provided for the Toledans in their valley or on the banks of their river.
Con la seguridad que promete la mucha justicia y bien inclinada gente de aquella ciudad, venía el buen hidalgo con su honrada familia, lejos de pensar en desastre que sucederles pudiese. Pero, como las más de las desdichas que vienen no se piensan, contra todo su pensamiento, les sucedió una que les turbó la holgura y les dio que llorar muchos años.   Secure as he thought in the careful administration of justice in that city, and the character of its well-disposed inhabitants, the good hidalgo was far from thinking that any disaster could befal his family. But as misfortunes commonly happen when they are least looked for, so it chanced with this family, who were that night visited, in the midst of their innocent enjoyment, by a calamity which gave them cause to weep for many a year.
Hasta veinte y dos tendría un caballero de aquella ciudad a quien la riqueza, la sangre ilustre, la inclinación torcida, la libertad demasiada y las compañías libres, le hacían hacer cosas y tener atrevimientos que desdecían de su calidad y le daban renombre de atrevido. Este caballero, pues (que por ahora, por buenos respectos, encubriendo su nombre, le llamaremos con el de Rodolfo), con otros cuatro amigos suyos, todos mozos, todos alegres y todos insolentes, bajaba por la misma cuesta que el hidalgo subía.   There was in that city a young cavalier, about two-and-twenty years of age, whom wealth, high birth, a wayward disposition, inordinate indulgence, and profligate companions impelled to do things which disgraced his rank. This young cavalier—whose real name we shall, for good reasons, conceal under that of Rodolfo—was abroad that night with four of his companions, insolent young roisterers like himself, and happened to be coming down a hill as the old hidalgo and his family were ascending it.
Encontráronse los dos escuadrones: el de las ovejas con el de los lobos; y, con deshonesta desenvoltura, Rodolfo y sus camaradas, cubiertos los rostros, miraron los de la madre, y de la hija y de la criada. Alborotóse el viejo y reprochóles y afeóles su atrevimiento. Ellos le respondieron con muecas y burla, y, sin desmandarse a más, pasaron adelante. Pero la mucha hermosura del rostro que había visto Rodolfo, que era el de Leocadia, que así quieren que se llamase la hija del hidalgo, comenzó de tal manera a imprimírsele en la memoria, que le llevó tras sí la voluntad y despertó en él un deseo de gozarla a pesar de todos los inconvenientes que sucederle pudiesen. Y en un instante comunicó su pensamiento con sus camaradas, y en otro instante se resolvieron de volver y robarla, por dar gusto a Rodolfo; que siempre los ricos que dan en liberales hallan quien canonice sus desafueros y califique por buenos sus malos gustos. Y así, el nacer el mal propósito, el comunicarle y el aprobarle y el determinarse de robar a Leocadia y el robarla, casi todo fue en un punto.   The two parties, the sheep and the wolves, met each other. Rodolfo and his companions, with their faces muffled in their cloaks, stared rudely and insolently at the mother, the daughter, and the servant-maid. The old hidalgo indignantly remonstrated; they answered him with mocks and jeers, and passed on. But Rodolfo had been struck by the great beauty of Leocadia, the hidalgo's daughter, and presently he began to entertain the idea of enjoying it at all hazards. In a moment he communicated his thoughts to his companions, and in the next moment they resolved to turn back and carry her off to please Rodolfo; for the rich who are open-handed always find parasites ready to encourage their bad propensities; and thus to conceive this wicked design, to communicate it, approve it, resolve on ravishing Leocadia, and to carry that design into effect was the work of a moment.
Pusiéronse los pañizuelos en los rostros, y, desenvainadas las espadas, volvieron, y a pocos pasos alcanzaron a los que no habían acabado de dar gracias a Dios, que de las manos de aquellos atrevidos les había librado.   They drew their swords, hid their faces in the flaps of their cloaks, turned back, and soon came in front of the little party, who had not yet done giving thanks to God for their escape from those audacious men.
Arremetió Rodolfo con Leocadia, y, cogiéndola en brazos, dio a huir con ella, la cual no tuvo fuerzas para defenderse, y el sobresalto le quitó la voz para quejarse, y aun la luz de los ojos, pues, desmayada y sin sentido, ni vio quién la llevaba, ni adónde la llevaban. Dio voces su padre, gritó su madre, lloró su hermanico, arañóse la criada; pero ni las voces fueron oídas, ni los gritos escuchados, ni movió a compasión el llanto, ni los araños fueron de provecho alguno, porque todo lo cubría la soledad del lugar y el callado silencio de la noche, y las crueles entrañas de los malhechores.   Rodolfo laid hold on Leocadia, caught her up in his arms, and ran off with her, whilst she was so overcome with surprise and terror, that far from being able to defend herself or cry out, she had not even sense or sight left to see her ravisher, or know whither he was carrying her. Her father shouted, her mother shrieked, her little brother cried, the servant-maid tore her own face and hair; but the shouts and shrieks were disregarded, the wailings moved no pity, the clawing and scratching was of no avail; for all was lost upon the loneliness of the spot, the silence of the night, and the cruel hearts of the ravishers.
Finalmente, alegres se fueron los unos y tristes se quedaron los otros. Rodolfo llegó a su casa sin impedimento alguno, y los padres de Leocadia llegaron a la suya lastimados, afligidos y desesperados: ciegos, sin los ojos de su hija, que eran la lumbre de los suyos; solos, porque Leocadia era su dulce y agradable compañía; confusos, sin saber si sería bien dar noticia de su desgracia a la justicia, temerosos no fuesen ellos el principal instrumento de publicar su deshonra. Veíanse necesitados de favor, como hidalgos pobres. No sabían de quién quejarse, sino de su corta ventura. Rodolfo, en tanto, sagaz y astuto, tenía ya en su casa y en su aposento a Leocadia; a la cual, puesto que sintió que iba desmayada cuando la llevaba, la había cubierto los ojos con un pañuelo, porque no viese las calles por donde la llevaba, ni la casa ni el aposento donde estaba; en el cual, sin ser visto de nadie, a causa que él tenía un cuarto aparte en la casa de su padre, que aún vivía, y tenía de su estancia la llave y las de todo el cuarto (inadvertencia de padres que quieren tener sus hijos recogidos), antes que de su desmayo volviese Leocadia, había cumplido su deseo Rodolfo; que los ímpetus no castos de la mocedad pocas veces o ninguna reparan en comodidades y requisitos que más los inciten y levanten. Ciego de la luz del entendimiento, a escuras robó la mejor prenda de Leocadia; y, como los pecados de la sensualidad por la mayor parte no tiran más allá la barra del término del cumplimiento dellos, quisiera luego Rodolfo que de allí se desapareciera Leocadia, y le vino a la imaginación de ponella en la calle, así desmayada como estaba. Y, yéndolo a poner en obra, sintió que volvía en sí, diciendo:   Finally, the one party went off exulting, and the other was left in desolation and woe. Rodolfo arrived at his own house without any impediment, and Leocadia's parents reached theirs heart-broken and despairing. They were afraid to appeal for justice to the laws, lest thereby they should only publish their daughter's disgrace; besides, though well born they were poor, and had not the means of commanding influence and favour; and above all, they knew not the name of their injurer, or of whom or what to complain but their luckless stars. Meanwhile Rodolfo had Leocadia safe in his custody, and in his own apartment. It was in a wing of his father's house, of which he had the keys, a great imprudence on the part of any parent. When Leocadia fainted in his arms, he had bandaged her eyes, in order that she might not notice the streets through which she passed, or the house into which he took her; and before she recovered her senses, he effected his guilty purpose.Apathy and disgust commonly follow satiated lust. Rodolfo was now impatient to get rid of Leocadia, and made up his mind to lay her in the street, insensible as she was. He had set to work with that intention, when she came to herself, saying,
-¿Adónde estoy, desdichada? ¿Qué escuridad es ésta, qué tinieblas me rodean? ¿Estoy en el limbo de mi inocencia o en el infierno de mis culpas? ¡Jesús!, ¿quién me toca? ¿Yo en cama, yo lastimada? ¿Escú-chasme, madre y señora mía? ¿Óyesme, querido padre? ¡Ay sin ventura de mí!, que bien advierto que mis padres no me escuchan y que mis enemigos me tocan; venturosa sería yo si esta escuridad durase para siempre, sin que mis ojos volviesen a ver la luz del mundo, y que este lugar donde ahora estoy, cualquiera que él se fuese, sirviese de sepultura a mi honra, pues es mejor la deshonra que se ignora que la honra que está puesta en opinión de las gentes. Ya me acuerdo (¡que nunca yo me acordara!) que ha poco que venía en la compañía de mis padres; ya me acuerdo que me saltearon, ya me imagino y veo que no es bien que me vean las gentes. ¡Oh tú, cualquiera que seas, que aquí estás comigo (y en esto tenía asido de las manos a Rodolfo), si es que tu alma admite género de ruego alguno, te ruego que, ya que has triunfado de mi fama, triunfes también de mi vida! ¡Quítamela al momento, que no es bien que la tenga la que no tiene honra! ¡Mira que el rigor de la crueldad que has usado conmigo en ofenderme se templará con la piedad que usarás en matarme; y así, en un mismo punto, vendrás a ser cruel y piadoso!   "Where am I? Woe is me! What darkness is this? Am I in the limbo of my innocence, or the hell of my sins? Who touches me? Am I in bed? Mother! dear father! do you hear me? Alas, too well I perceive that you cannot hear me, and that I am in the hands of enemies. Well would it be for me if this darkness were to last for ever, and my eyes were never more to see the light! Whoever thou art," She exclaimed, suddenly seizing Rodolfo's hand, "if thy soul is capable of pity, grant me one prayer: having deprived me of honour, now deprive me of life. Let me not survive my disgrace! In mercy kill me this moment! It is the only amends I ask of you for the wrong you have done me."
Confuso dejaron las razones de Leocadia a Rodolfo; y, como mozo poco experimentado, ni sabía qué decir ni qué hacer, cuyo silencio admiraba más a Leocadia, la cual con las manos procuraba desengañarse si era fantasma o sombra la que con ella estaba. Pero, como tocaba cuerpo y se le acordaba de la fuerza que se le había hecho, viniendo con sus padres, caía en la verdad del cuento de su desgracia. Y con este pensamiento tornó a añudar las razones que los muchos sollozos y suspiros habían interrumpido, diciendo:   Confused by the vehemence of her reproaches, Rodolfo knew not what to say or do, and answered not a word. This silence so astonished Leocadia, that she began to fancy she was dreaming, or haunted by a phantom; but the hands she grasped were of flesh and blood. She remembered the violence with which she had been torn from her parents, and she became but too well aware of the real nature of her calamity. After a passionate burst of tears and groans, "Inhuman youth!" she continued,
-Atrevido mancebo, que de poca edad hacen tus hechos que te juzgue, yo te perdono la ofensa que me has hecho con sólo que me prometas y jures que, como la has cubierto con esta escuridad, la cubrirás con perpetuo silencio sin decirla a nadie. Poca recompensa te pido de tan grande agravio, pero para mí será la mayor que yo sabré pedirte ni tú querrás darme. Advierte en que yo nunca he visto tu rostro, ni quiero vértele; porque, ya que se me acuerde de mi ofensa, no quiero acordarme de mi ofensor ni guardar en la memoria la imagen del autor de mi daño. Entre mí y el cielo pasarán mis quejas, sin querer que las oiga el mundo, el cual no juzga por los sucesos las cosas, sino conforme a él se le asienta en la estimación. No sé cómo te digo estas verdades, que se suelen fundar en la experiencia de muchos casos y en el discurso de muchos años, no llegando los míos a diez y siete; por do me doy a entender que el dolor de una misma manera ata y desata la lengua del afligido: unas veces exagerando su mal, para que se le crean, otras veces no diciéndole, porque no se le remedien. De cualquiera manera, que yo calle o hable, creo que he de moverte a que me creas o que me remedies, pues el no creerme será ignorancia, y el [no] remediarme, imposible de tener algún alivio. No quiero desesperarme, porque te costará poco el dármele; y es éste: mira, no aguardes ni confíes que el discurso del tiempo temple la justa saña que contra ti tengo, ni quieras amontonar los agravios: mientras menos me gozares, y habiéndome ya gozado, menos se encenderán tus malos deseos. Haz cuenta que me ofendiste por accidente, sin dar lugar a ningún buen discurso; yo la haré de que no nací en el mundo, o que si nací, fue para ser desdichada. Ponme luego en la calle, o a lo menos junto a la iglesia mayor, porque desde allí bien sabré volverme a mi casa; pero también has de jurar de no seguirme, ni saberla, ni preguntarme el nombre de mis padres, ni el mío, ni de mis parientes, que, a ser tan ricos como nobles, no fueran en mí tan desdichados. Respóndeme a esto; y si temes que te pueda conocer en la habla, hágote saber que, fuera de mi padre y de mi confesor, no he hablado con hombre alguno en mi vida, y a pocos he oído hablar con tanta comunicación que pueda distinguirles por el sonido de la habla.   "for your deeds assure me that your years are few, I will forgive the outrage you have done me, on the sole condition that you promise and vow to conceal your crime in perpetual silence, as profound as this darkness in which you have perpetrated it. This is but a small recompense for so grievous a wrong; but it is the greatest which I can ask, or you can grant me. I have never seen your face, nor ever desire to see it. It is enough for me to remember the injury I have sustained, without having before my mind's eye the image of my ravisher. My complaints shall be addressed only to Heaven: I would not have them heard by the world, which judges not according to the circumstances of each case, but according to its own preconceived notions. You may wonder to hear me speak thus, being so young. I am surprised at it myself; and I perceive that if great sorrows are sometimes dumb, they are sometimes eloquent. Be this as it may, grant me the favour I implore: it will cost you little. Put me at once into the street, or at least near the great church; for I shall know my way thence to the house of my parents. But you must also swear not to follow me, or make any attempts to ascertain my name or that of my family, who if they were as wealthy as they are noble, would not have to bear patiently such insult in my person. Answer me, and if you are afraid of being known by your voice, know, that except my father and my confessor, I have never spoken with any man in my life, and that I should never be able to tell who you were, though you were to speak ever so long."
La respuesta que dio Rodolfo a las discretas razones de la lastimada Leocadia no fue otra que abrazarla, dando muestras que quería volver a confirmar en él su gusto y en ella su deshonra. Lo cual visto por Leocadia, con más fuerzas de las que su tierna edad prometían, se defendió con los pies, con las manos, con los dientes y con la lengua, diciéndole:   The only reply Rodolfo made to the unhappy Leocadia was to embrace her, and attempt a repetition of his offence; but she defended herself with hands, feet, and teeth, and with a strength he could not have supposed her capable of exerting.
-Haz cuenta, traidor y desalmado hombre, quienquiera que seas, que los despojos que de mí has llevado son los que podiste tomar de un tronco o de una coluna sin sentido, cuyo vencimiento y triunfo ha de redundar en tu infamia y menosprecio. Pero el que ahora pretendes no le has de alcanzar sino con mi muerte. Desmayada me pisaste y aniquilaste; mas, ahora que tengo bríos, antes podrás matarme que vencerme: que si ahora, despierta, sin resistencia concediese con tu abominable gusto, podrías imaginar que mi desmayo fue fingido cuando te atreviste a destruirme. Finalmente, tan gallarda y porfiadamente se resistió Leocadia, que las fuerzas y los deseos de Rodolfo se enflaquecieron; y, como la insolencia que con Leocadia había usado no tuvo otro principio que de un ímpetu lascivo, del cual nunca nace el verdadero amor, que permanece, en lugar del ímpetu, que se pasa, queda, si no el arrepentimiento, a lo menos una tibia voluntad de segundalle. Frío, pues, y cansado Rodolfo, sin hablar palabra alguna, dejó a Leocadia en su cama y en su casa; y, cerrando el aposento, se fue a buscar a sus camaradas para aconsejarse con ellos de lo que hacer debía.   "Base villain," she cried, "you took an infamous advantage of me when I had no more power to resist than a stock or a stone; but now that I have recovered my senses, you shall kill me before you shall succeed. You shall not have reason to imagine, from my weak resistance, that I pretended only to faint when you effected my ruin." In fine, she defended herself with such spirit and vigour as completely damped Rodolfo's ardour. Without saying a word he left the room, locked the door behind him, and went in quest of his companions, to consult them as to what he should do.
Sintió Leocadia que quedaba sola y encerrada; y, levantándose del lecho, anduvo todo el aposento, tentando las paredes con las manos, por ver si hallaba puerta por do irse o ventana por do arrojarse. Halló la puerta, pero bien cerrada, y topó una ventana que pudo abrir, por donde entró el resplandor de la luna, tan claro, que pudo distinguir Leocadia las colores de unos damascos que el aposento adornaban. Vio que era dorada la cama, y tan ricamente compuesta que más parecía lecho de príncipe que de algún particular caballero. Contó las sillas y los escritorios; notó la parte donde la puerta estaba, y, aunque vio pendientes de las paredes algunas tablas, no pudo alcanzar a ver las pinturas que contenían. La ventana era grande, guarnecida y guardada de una gruesa reja; la vista caía a un jardín que también se cerraba con paredes altas; dificultades que se opusieron a la intención que de arrojarse a la calle tenía. Todo lo que vio y notó de la capacidad y ricos adornos de aquella estancia le dio a entender que el dueño della debía de ser hombre principal y rico, y no comoquiera, sino aventajadamente. En un escritorio, que estaba junto a la ventana, vio un crucifijo pequeño, todo de plata, el cual tomó y se le puso en la manga de la ropa, no por devoción ni por hurto, sino llevada de un discreto designio suyo. Hecho esto, cerró la ventana como antes estaba y volvióse al lecho, esperando qué fin tendría el mal principio de su suceso.   Finding herself left alone, Leocadia got out of bed, and groped about the room, and along the walls, feeling for a door or window through which she might make her escape. She found the door, but it was locked outside. She succeeded in opening the window; and the moonlight shone in so brightly, that she could distinguish the colour of some damask hangings in the room. She saw that the bed was gilded, and so rich, that it seemed that of a prince rather than of a private gentleman. She counted the chairs and the cabinets, observed the position of the door, and also perceived some pictures hanging on the walls, but was not able to distinguish the subjects. The window was large, and protected by a stout iron grating: it looked out on a garden, surrounded by high walls, so that escape in that direction was as impossible as by the door. Everything she observed in this sumptuous apartment showed her that its master was a person of quality, and of extraordinary wealth. Among other things on which she cast her eyes was a small crucifix of solid silver, standing on a cabinet near the window. She took it, and hid it in the sleeve of her gown, not out of devotion, nor yet with a felonious intention, but with a very proper and judicious design. Having done this, she shut the window as before, and returned to the bed, to see what would be the end of an affair which had begun so badly.
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