Canto Segundo - Cap 22
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Biografía de Gustavo Adolfo Bécquer en Albalearning | |
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Música: Albeniz - Espana - No. 3 - Malagueña |
Unida a la muerte Canto Segundo |
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XXII A pesar de todo, Selim permanece sereno. —¡El momento ha llegado!—dice—. Pronto terminará todo. ¡Un beso, Zuleika; tal vez el último! Si mis valientes, que no deben estar lejos de la playa, oyesen mi señal... Pero son tan pocos... ¡Vana tentativa! ¡No importa..., hagamos el último esfuerzo! Al mismo tiempo se adelanta a la puerta de la caverna; brilla el fuego y resuena una estrepitosa detonación. Zuleika no se estremece siquiera, ni vierte una lágrima: la desesperación ha helado el llanto en sus ojos, como ha helado su corazón. — No me oyen..., y aunque me oyesen, no llegarían más que para verme morir; porque el ruido causado por mi disparo atrae los enemigos hacia nosotros. Llegó el momento. ¡Sal de tu vaina, espada de mi padre! ¡Jamás has brillado en un combate más desigual! ¡Adiós, Zuleika! ¡Adiós, tierna amiga mía! ¡Oh! Retírate, permanece en lo interior de la gruta... Allí estarás en seguridad, pues su cólera no se exhalará contra ti sino en palabras. No des un paso fuera de este asilo... Un alfanje..., un puñal..., una bala perdida, podía alcanzarte. Nada temas por tu padre. ¡Muera yo mil veces antes de que mis golpes se dirijan contra él! ¡Aunque su mano haya vertido el funesto veneno, aunque me haya tratado el déspota como a un vil esclavo..., nada temas! Pero ¿he de presentar humildemente mi pecho a sus odiosos secuaces? ¡No! ¡Sólo Giaffir será exceptuado!
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