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León Tolstoi

"Iván el imbécil"

Capítulo 3

Biografía de León Tolstoi en Wikipedia

 
 
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Música: Chopin - Op.34 no.2, Waltz in A minor
 
Iván el imbécil
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  III  

Iván había labrado  toda su tierra,  excepto una  sola  banda, por lo cual volvió a terminar su trabajo. Estaba enfermo del vientre y, sin embargo, se proponía rematar su tarea. Limpió el arado del mantillo que lo embotaba y, colocándolo de nuevo en tierra, empezó a trazar otro surco.

Pero apenas había empezado su  labor, cuando se  enredó el arado en una raíz. Era el diablillo que se había agarrado a la reja y la detenía.

—¡Qué raro es esto! —pensaba Iván—. ¡Hubiera jurado que no había ningunaraíz y, sin embargo, aquí hay una!

Metió la mano en el surco y, palpando, vino a tocar algo blando... Cogió el objetoy lo  sacó. Era negro como una raíz, y sobre esta raíz se movía una cierta cosa.

—¡Toma! —exclamó—. ¡Un diablillo vivo! ¡Mira qué bicho tan feo!

Iván hizo ademán de romper al diablillo la cabeza contra el suelo. El diablillo comenzó a gemir.

—No me mates —exclamó—, y haré cuanto quieras.

—¿Y qué puedes hacer por mí?

—Lo que te plazca. No tienes más que decirlo.

Iván se rascó la cabeza y, luego de pensar un rato, dijo:

—Me duele el vientre; ¿puedes curarme?

—Sí puedo.

—Pues bien: cúrame.

El diablillo se inclinó hacia el surco y, escarbando con las uñas, sacó una raíz detres puntas y se la entregó a Iván.

—Toma —le dijo—; basta comer una sola de estas puntas para que todo mal desaparezca.

Iván arrancó una de las tres puntas y se la comió; en el acto quedó su vientre curado.

El diablillo volvió a suplicar.

—Déjame ahora —le dijo—, me hundiré en el suelo y no volveré  más por aquí.

—Pues bien —exclamó Iván—, ¡vete con Dios!

Apenas  hubo  Iván  pronunciado  el  nombre  de  Dios, cuando  el  diablillo  se hundió en el suelo como  una piedra en el agua. Sólo  dejó como rastro un agujero.

Iván guardó las otras dos puntas de la raíz en el gorro y volvió a su labranza. Terminada la tarea, volvió el arado y regresó a su casa.

Desunció, entró en el comedor y vio a su hermano mayor, Seman el Guerrero, sentado a la mesa con su esposa, esperando la cena. Le habían confiscado sus bienes,  y  a  duras  penas  logró  escapar de  la prisión para  refugiarse  en  casa de  suspadres.

Al ver a Iván, dijo Seman:

—He venido para vivir en tu casa. Danos de comer a  mi mujer y  a mí hasta que encontremos otro refugio.

—¡Sea como lo deseáis! —exclamó Iván—. Vivid aquí en paz.

Como Iván fuera a sentarse sobre un banco, su cuñada, molestada por el olor del Imbécil, dijo a su  marido:

—Yo no puedo comer con un mujik que apesta.

Seman el Guerrero se volvió hacia  Iván, diciéndole:

—Mi esposa dice que hueles mal. Harías mejor en comer en el vestíbulo.

—Como quieras —repuso Iván—. Precisamente es la hora de dar el pienso a la yegua.

El Imbécil tomó un trozo de pan y se retiró para hacer su guardia de noche.

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