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San Agustín

"Confesiones"

Libro 5

Capítulo 12

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Confesiones

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Capítulo 12

Del engaño que practicaban en Roma los discípulos con sus maestros

 

21. Como el venir a Roma fue para enseñar allí el arte de la retórica, lo comencé a ejecutar con toda diligencia: al principio junté en mi casa algunos estudiantes que habían tenido noticia de mí, por los cuales también se divulgó mi fama, y antes de mucho conocí que tendría que sufrir en los estudiantes de Roma muchas cosas que no había experimentado en los de África. Pues aunque me aseguraron que en Roma no se ejecutaban aquellas eversiones y burlas perjudiciales que hacían los jóvenes perdidos de Cartago, también me informaron de que allí los estudiantes, por no pagar al maestro, se conspiraban repentinamente muchos de una vez y se pasaban a estudiar con otro, faltando a su fe y palabra, y haciendo poco aprecio de la justicia por amor del dinero.

También a éstos los aborrecía mi corazón, aunque aquel odio no era muy justo y perfecto, porque acaso más aborrecía el perjuicio que de ellos se me había de seguir, que el que hiciesen aquellas injusticias, que a todos les son ilícitas.

Como quiera, ellos verdaderamente afeaban sus almas, y se divorciaban y separaban de Vos, amando unas burlas y engaños que vuelan con el tiempo, y una ganancia de lodo que no se puede coger sin ensuciarse la mano; abrazando el mundo, que huye, os despreciaban a Vos, que sois permanente, y que estáis llamando al alma que os ha dejado, y perdonáis las ofensas que os ha hecho, como vuelva y se convierta a Vos. Yo aborrezco ahora también a semejantes hombres depravados e inicuos, al paso que amo y quiero que se corrijan y enmienden, para que estimen la doctrina que aprenden más que a su dinero; y a la misma doctrina y enseñanza os antepongan a Vos, Dios mío, que sois la verdad por esencia, la abundancia de todo bien seguro y cierto, y la unión y paz castísima de las almas. Pero entonces más repugnaba yo que fuesen malos, mirando a mi interés, que deseaba que se hiciesen buenos, atendiendo a vuestro amor.

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