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San Agustín

"Confesiones"

Libro 3

Capítulo 9

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Confesiones

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Capítulo 9

De la diferencia que hay entre los pecados; y de la que hay también entre el juicio de Dios y el de los hombres

 

17. Pero entre tantas maldades y delitos de los hombres, entre la multitud de sus iniquidades, hay también que contar aquellas faltas que cometen los que comienzan a aprovechar en la virtud; las cuales son reprendidas y vituperadas por aquellos que juzgan rectamente, atendiendo a las reglas de la perfección, y son también alabadas de otros, atendiendo al fruto que esperan de ellas, como se alaba por lo común el trigo aún recién nacido y en verde.

Otras acciones hay que se parecen a los graves delitos y pecados, y realmente no son pecados ni delitos, porque ni son ofensas contra Vos, Dios y Señor mío, ni son contra el bien común y sociedad humana, como cuando se hace alguna prevención y acopio de las cosas propias de la estación del tiempo y necesarias para la vida y, por otra parte, no hay certeza de que sea este cuidado efecto de una codicia desordenada; o cuando se castiga con legítima potestad a los culpados, pero ignorándose si los jueces lo hacen movidos de un mal deseo de mortificarlos. Y así, muchas cosas que a los hombres les parecen vituperables y malas, Vos, Señor, las aprobáis y dais por buenas; y otras muchas, alabadas de los hombres, Vos las desaprobáis como culpables, porque muchas veces la exterior apariencia de la obra es muy distinta del ánimo e intención de quien la ejecuta y de lo que pedía la circunstancia oculta del tiempo en que se hizo o determinó.

Pero cuando Vos mandáis de nuevo alguna cosa nunca usada, no obstante que en otro tiempo la hubieseis prohibido, y que no manifestéis la causa y motivo de mandarla entonces, y aunque finalmente sea contra los estatutos de la sociedad de algunos particulares, ¿quién duda de que se ha de hacer lo que mandáis, siendo cierto y constante que ninguna sociedad de hombres se debe tener por justa y buena sino aquella que os sirve y obedece? Pero dichosos aquéllos que saben ciertamente que Vos habéis mandado alguna cosa, porque entonces vuestros siervos hacen todas las cosas, o para cumplir las obligaciones que tocan al tiempo presente, o para prevenir y anunciar lo que ha de suceder en lo futuro.

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