Almafuerte (Pedro B. Palacios) 2
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Biografía de Almafuerte, Pedro B. Palacios en AlbaLearning | |
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Música: Rodrigo - A la sombra de Torre Bermeja |
Evangélicas |
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1. — Tener carácter, en el sentido social del vocablo, es tener en si mismo soberanía bastante para subordinar las circunstancias ambientes, o por lo menos, para resistirlas con algún éxito: es tener órganos espirituales de locomoción, blindaje y espolón en el alma, púas de defensa y escamas de impenetrabilidad en el espirítu. 2. — Un hombre desnudo e inerme abandonado en lo más tupido de la selva primitiva, tendría que permanecer quieto y perecer de hambre, o seguir en todas sus vueltas, sin criterio personal, los senderos anónimos trazados en la maleza por los animales salvajes; iría al azar, dependería de la circunstancia más baladí; cuando su voluntad fuese avanzar, acaso tuviese que retroceder, detenerse, tomar a la izquierda, torcer a la derecha: sería la piedra que rueda, la víctima de todos y de todo. 3. — Armado de un cuchillo de monte, de una hacha de leñador y de un rifle, ya cambiaría, casi radicalmente, su condición de pasividad. Sus actos volitivos encontrarían menos resistencia y sus contragolpes sobre las cosas y los hechos serían más eficaces. 4. — Avanzaría en linea casi recta; no sometería la totalidad de los obstáculos, pero triunfaría de la mayor parte de ellos; aunque los reformara con frecuencia podría trazarse planes y determinarse rumbos; imperaría luchando y podría decirse de éi: va hacía el norte o hacia el sur, en tal emergencia hará tal cosa, triunfará de esta o aquella manera, porque le conozco sus armas. 5. —Y así hasta llegar al tipo ideal dueño de todos los instrumentos de dominio sobre la naturaleza bruta, que adelantaría rectamente a su fin a trancos largos como dioses homéricos, sin otro esfuerzo que haberlo querido. 6. — Ahora bien: no tener carácter es carecer de cuchillo de monte, de hacha y de rifle; caminar a la ventura como los asnos: ir para adelante, para atrás, para cualquier lado a la manera de ios beodos; depender eternamente de los demás, como un pedazo de creta blanda, de los dedazos del artífice: estar desnudo en mitad de las selva; ser rutinario en ciencias, clásico en arte, retórico en literatura, conservador o comandulero en política, vacilante en el poder ... ¡lacayo en todas partes! 7 — El que llegó sin haberlo pretendido, no es el hijo de sus propias obras. 8. — No todos los que se ufanan en las cumbres subieron a ellas; muchos están allí, como los yacimientos de ostras en lo más alto de ciertas montañas, merced a cataclismos sociológicos: también se puede rozar las nubes con la frente por elevación inesperada del suelo que se pisaba. 9. — No creas en la heroicidad de ningún héroe, si no se despoja do su túnica y te muestra las cicatrices. 10. — Las famas casuales son semejantes a los hijos que se engendran en un lecho público. 11. — Las hojas secas y fas golondrinas suelen besarse en los aires. 12. — Todo lo inconsciente se somete a las circunstancias con sumisión relativa a su inconsciencia. 13. — El oro, con ser el más precioso de los metales, es el más maleable y mas dúctil de todos ellos: un zoófito, ya devuelve reacciones; un insecto deja sus alas entre los dedos del que le aprisiona; un pájaro no se aclimata a los hierros de su jaula, sino después de largos días de cautiverio; un potro salvaje solo cede a la presión abrumadora de la astucia do su domador... ¿y tú has de ser tan dúctil, tan maleable, tan miserablemente pasivo como una pepita aurífera? 14. — Los fuertes, los indomables, los irreductibles, tienen un locatario siempre vigilante dentro de sus pechos, que replica sin intimidarse nunca, cada vez que llaman a su puerta. 15. — Los que carecen de ese guardián han dejado de ser hombres; o, mejor dicho: no han llegado a serlo. Son a la manera de la virgen del Evangelio, y responden sumisamente a cualquier solicitación exterior: hágase en mí según tu palabra. 16. — Un rebelde no siempre es un carácter; pero, sin capacidad de rebelión, no hay fortaleza de espíritu. 17. — Nunca hagas nada, sea bueno o sea malo, sin reservarte el derecho de dejar de hacerlo cuando así te parezca. 18. — Los que tienen carácter no se contagian ellos, contagian a los demás: para tales hombres, los tiempos que atraviesan y las vidas que les rodean, son masilla dócil que estrujan entre sus dedos, 19. — Marchar por entre estoques que amenazan, y no claudicar; por entre manoseos voluptuosos, y no olvidarse de sí mismo; por entre cabezas que se agachan, y no erguirse más altanero; por entre frentes soberanas... y no agacharse... ¡eso es tener carácter! |
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