Del desprecio de toda honra temporal.

1. Hijo, no te pese si vieres honrar y ensalzar a otros, y tu ser despreciado y humillado.

Levanta tu corazón a Mí en el cielo, y no te entristecerá el desprecio de los hombres en la tierra.

2. Señor, en ceguedad estamos, y muy presto nos engaña la vanidad. Si bien me miro, nunca se me ha hecho injuria por parte de criatura alguna: no tengo, pues, razón para quejarme de Ti con justicia.

Mas por haber pecado muchas veces gravemente contra Ti, con razón se arman contra mí todas las criaturas.

Justamente, pues, se me debe confusión y desprecio; y a Ti alabanza, honor y gloria.

Y si no me dispusiere de modo que quiera voluntariamente ser despreciado y abandonado de toda criatura, y tenido por nada, no podré tener paz y constancia interior, ni recibir la luz espiritual, ni unirme a Ti perfectamente.