Tomás de Kempis - Imitación de Cristo

Tomás de Kempis

"Imitación de Cristo"

Libro Tercero:

Biografía de Tomás de Kempis en Wikipedia

 

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Imitación de Cristo

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Libro 3 - Cap 15

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Capítulo XV
 

Cómo debe uno portarse y hablar en todas las cosas que deseare.

 

1. Hijo, háblame así cuando pidas: Señor, si te agradare, hágase esto así.

Señor, si es en honra tuya, hágase esto en tu nombre.

Señor, si vieres que esto me conviene, y hallares serme provechoso, concédemelo, para que use de ello a honra tuya.

Mas si conocieres que ha de serme dañoso y nada provechoso a la salvación de mi alma, desvía de mi tal deseo.

Porque no todo deseo procede del Espíritu Santo, aunque parezca justo y bueno al hombre.

Es en verdad difícil juzgar si te incita buen espíritu o malo a desear esto o aquello, o si te tu propia mueve voluntad.

Muchos que al principio parecían inducidos por buen espíritu, fueron engañados al fin.

2. Por eso siempre se debe desear y pedir, con temor de Dios y humildad de corazón, cualquier cosa apetecible que ocurriere al pensamiento; y sobre todo, con propia resignación, encomendarlo todo a Mí, diciendo:

Señor, Tu sabes lo que es mejor; hágase esto o aquello, conforme a tu voluntad.

Dame lo que quisieres, y cuanto quisieres, y cuando quisieres.

Haz conmigo según tu sabiduría, y como más te agradare y fuere mayor honra tuya.

Ponme donde quieras y dispón de mi libremente en todo.

En tus manos estoy: vuélveme y revuélveme a la redonda.

Ve aquí a tu siervo dispuesto a todo; porque no deseo, Señor, vivir para mí, sino para Ti: ¡ojalá lo haga digna y perfectamente!

Oración para conseguir hacer la voluntad de Dios

3. Concédeme, benignísimo Jesús, tu gracia, para que esté conmigo, y obre conmigo, y persevere conmigo hasta el fin.

Dame que desee y quiera siempre lo que es más acepto y agradable a Ti

Sea tu voluntad la mía, y mi voluntad siga siempre la tuya, y se conforme en todo con ella.

Tenga yo un querer y no querer contigo; y no pueda querer ni no querer sino lo que Tú quieres y no quieres.

4. Dame, Señor, que muera a todo lo que hay en el mundo, y que desee por Ti ser despreciado y olvidado en la tierra.

Dame que pueda descansar en Ti sobre todo lo que se puede desear, y que mi corazón repose tranquilo en Ti.

Tú eres la verdadera paz del corazón; Tú el único descanso: fuera de Ti todas las cosas son molestas y sin sosiego.

En esta paz permanente, esto es, en Ti, sumo y eterno Bien, dormiré y descansare. Amén.

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