Ciudad de orgías, de baladas y de alegrías,
Ciudad, algún día ilustre porque yo he vivido y cantado en tu
seno,
No son tus pompas, tus cambiantes cuadros ni tus espectáculos, los que me pagan mis cantos.
Ni las interminables hileras de tus edificios, ni las naves de
tus muelles,
Ni los desfiles en tus avenidas, ni las vidrieran llenas de mercaderías,
Ni el conversar con personas instruidas, ni asistir a fiestas y saraos.
No Nada de eso. Pero cuando paso, ¡oh Manhattan! el frecuente y rápido relámpago de los ojos que me brindan afecto,
Que se cruzan con mis relámpagos,
Eso me alegra y me satisface.
Amigos, un perpetuo cortejo de amigos, basta para que me
sienta retribuido, pagado.
Poemas. Publicado en 1912, Montevideo: Claudio García |