María Josefa San Juan Estupińán de Novas en AlbaLearning

María Josefa San Juan Estupińán de Novas

"Tomás y el desván"

12. Curiosos penetran al santuario del Desván buscando respuestas

María Josefa San Juan Estupińán de Novas

 
 
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Música: Mozart (Menuet)
 
Tomás y el desván
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Curiosos penetran al santuario del Desván buscando respuestas

Los días han pasado casi volando, y ya la patica de Tomasito ha tenido tiempo de sanar… los huesitos fracturados ya no se quejan más, ¡Claro…ya se sanaron!

Tomás está muy feliz, los mimos y el cariño que le han dado lo tienen como en la gloria, ni en sus más dorados sueños pudo él imaginar tanta dicha; por eso corría solícito, servicial a sentarse junto a dona Caridad, no podía dejar de demostrarle lo mucho que él apreciaba el hogar  que le habían dado… Un hogar lleno de amor, de todos, aun de los animalitos que allí convivían con  él; es verdad que Peluchin a veces era un poquito gruñón… no perdonaba que de haber sido el único dueño y señor de esta familia, ahora tenía que compartir el cariño de todos con Tomás, pero aún asi lo respetaba y se mantenía a distancia. De vez en cuando se le subía el genio; pero después de dos o tres alaridos para amedrentar, se retiraba lamiéndose los bigotes y sacudiendo la hermosa cola, no cabía dudas… él  era un animal bello e imponente.

Los   habitantes del Desván estaban taciturnos en esta mañana; la temperatura ya había comenzado a bajar y todos ya sabían la regla y por ello, algo asi como un velo de tristeza, comenzaba a descender sobre todos, y perdían  asi los deseos de charlar y al no hacerlo la vida comenzaba a alejarse, ocasionando que el sueño se apoderara de ellos. Con el frío venia la calefacción, y con ella el cierre oficial de la ventana… ¡Hasta la Primavera!

Perdíamos contacto con el exterior, nuestros amigos no podían visitarnos, hasta que el “Ciclo de la Vida“ se reanudara con la llegada de la vida, de la Primavera.

- Hoy la casa se siente inquieta, dijo Don Davis, el piano; es como si  su pasividad se rompiera, ¡claro todo ese murmullo no es más que nuestra Doñita Caridad, haciendo limpieza  de "Otoño”; ha subido al Desván  a colocar adornos que ella retiró, dejándole el paso a algunos que son nuevos, producto de regalos, que han ido haciendo los amigos.

Sin saber cómo pasó, de pronto vimos ante nosotros cuatro pares de pupilas, dilatadas como platos  por la curiosidad, y un poco por el temor que experimentaron al escucharnos conversar animadamente al señor Davis, el piano y a Pepito, el espantapájaros. Nuestro sobresalto no fue menos cuando ante nuestros ojos asombrados,  vimos a esto dos pilluelos que en gran alboroto se mostraban tal cual eran: un  precioso perrito, pequeñito, y una no menos linda gatica negra con manchas de un color naranja encendido, que se contoneaba al caminar con zalamería abanicando la cola. Sus grandes y almendrados  ojos de color avellana madura, se entornaban al mirar, dándole un aspecto  sexi y glamoroso, como si fuera una artista de la cinematografia.

El perrito, decidido  y con un andar arrogante, se dirigió a nosotros, mientras sacudía su brillante y sedosa  melena, clavando en nosotros sus grandes ojos color café intenso y nos dijo:

- Yo, soy RUSTY, mi mamá felina se llama Broken Heart Wickie Wabbet… y mi mamá humana se llama Alexandra, como la zarina de Rusia, y mi abuelita es Teté, por eso yo me llamo Rusty Ruiz, y nací el 25 de septiembre…, yo soy Libra y vengo desde Inglaterra; tienes que saber que soy de sangre real, aristócrata; nosotros… los terriers somos la nobleza canina, pero yo soy muy amistoso  y me gusta  mucho jugar; ¿quieres  jugar conmigo?

- !BUENO!, dijo el señor Davis, el piano, tosiendo  dos o tres veces, poniendo cara austera, de respeto. Primero dime Rusty ¿cómo fue que pudiste llegar aquí?

- Le diré... Doña Caruca bajó la escalera  que conduce a aquí  y con el apuro, no la recogió. Hace un chorrón de tiempo  yo quería saber qué había aquí, cuál era el misterio... ¡y por fin lo logré! Aproveché que trajeron a mi primita “Ali“, para que nos vayamos acostumbrando a estar juntos. Sus papás van a salir de viaje por un fin de semana  y es preciso que ella se quede aquí por esos días. Quieren asegurarse que yo voy a ser gentil con ella y no la voy a lastimar con juegos bruscos de varones.

- ¡Muy bien Rusty!, mas debes saber que subir sin permiso  te puede ganar un regaño…

- ¿Y tú?, ¡qué  calladita estás!, dijo  Pluma Blanca, la muñequita  de la tribu india, dirigiéndose a Ellie. ¿Cómo te llamas?

- Yo me llamo Ellie, al igual que mi linda dueña... pero yo vengo de muy lejos y mis antepasados  de más lejos todavía. De acuerdo al DNA de los felinos, nosotros somos originarios de Egipto, desde los remotos tiempos del primer Faraón que registró la Historia; es por eso que yo soy tan inteligente y además ¡tan elegante!

Todos se echaron a reir. La falta de modestia de la pequeña les hizo mucha gracia.

- Está bien su Majestad… ¡PRECIOSA!

A la sazón los pequeños ganaban en hiperactividad a medida que lo iban registrando todo; Rusty elogió a la rumberita, y la llamó… elegante, bonita, encantadora… y mirando a Ali invitándola al elogio, ella dijo:

- ¡Siiiii… y primorosa!

Pepito saltó:

- Sí… Hermosa, elegante, hermosa, encantadora, ¡5 palabras para decir lo mismo, qué locura de lenguaje!

- ¡No, Pepito, no te expreses así, dijo Rusty, que también era muy inteligente.

Dicen que su inteligencia es equivalente a la de un niño de cuatro años, pero además, él siempre le pone mucha atención a Ali cuando estudia y ya ella está en el tercer año. Además de todo eso, Sócrates, siempre lo está enseñando. Rusty continuó, se aproximó al librero, y tomando un hermoso libro de encuadernación antigua, se lo mostró; en su Caratula se leía: “Don Quijote de La Mancha“ por Don Miguel de Cervantes y Saavedra. Rusty hizo una pausa, dió dos pasitos, y dijo:

- El idioma, la lengua que estamos hablando, es muy rica; viene de una lengua antigua… el Latín, y después de muchos, muchos años, Don Miguel, al usarla en sus escritos, le dio pudiéramos decir estatus, disciplina, y nos la entregó hermosamente estructurada, rica, fluida, de modo que, al querer darle forma a nuestros pensamientos y sentimientos podamos con belleza disponer de una fuente inagotable de palabras, con las que podamos describir o nombrar a la misma persona, animal, sentimiento, fenómeno natural  y también cosas. Todo eso le debemos a Don Miguel de Cervantes; es el señor que escribió este libro; y mostrándoles el libro dijo, por eso se dice que él es el padre de la lengua Castellana, que es así como se llama nuestra lengua.

Calló, y un sonoro aplauso retumbó en el Desván.

- ¡Eso!, exclamaron de nuevo al unísono.

- Tienes que venir con mas frecuencia al Desván, Rusty, para que nos enseñes… ¡Es tan bonito saber y se siente uno tan bien!

Ya la llegada de la noche comenzaba a teñir de violeta el Desván  y calladitos... en puntillitas, Rusty y Ali bajaron procurando no hacer bulla  para no llamar la atención. Tomasito, como siempre, con su prudencia observaba desde lejos; ni se movió para no delatar a los pequeños traviesos; Cleopatra, en cambio, echándole manos a uno de los juguetes de Rusty, se fue corriendo hacia el cuarto de Don Félix,  y Peluchín, gruñendo como de costumbre, se subió al espaldar del reclinable de su dueña, Doña Caridad, que miraba a esa hora su novela favorita, y no ponía caso al juego o intemperancias de sus consentidos.

Mientras todo esto pasaba en el primer piso, en el Desván las emociones del día habían sido agotadoras, y finalmente sus habitantes reconocían que se sentían muy cansados. El esfuerzo por tratar de comprender lo que se había explicado  había sido muy grande ¡Después de todo, ellos no eran más que cosas, inanimadas!, que por tan solo momentos habían cobrado vida animados por el amor de estos animalitos.  ¡Habian cobrado vida para compartir con ellos! Así que a una cariñosa señal  se  escucho a la vez ¡Los quiero...! !Hasta mañana!

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Cuentos Infantiles y Juveniles