Dama de ensueño es más terrible dama
que la de carne; el pobre anacoreta
rendido, al alba, encuéntrase en la cama
solo, sin el amor y el alma inquieta.
Cuando enemiga soledad le aprieta
triste consúmese en la fría llama
de infecundo deseo, amor no enceta
y está gastado porque sueña que ama
sin amar. Así tú que tú rescate
buscas en las tinieblas; el combate
de Jacob con el ángel desafío
con pellejos de vino que te abate
cual si lucharas de verdad; tu brío
gastas y quien lo traga es el vacío. |