Tuvo un pobre una postema
(dicen que oculta en un lado)
y estaba desesperado
de ver la ignorante flema
con que el doctor le decía:
—En no yéndoos a la mano
en beber, morios, hermano,
porque esa es hidropesía.
Ordenóle una receta,
y cuando le llegó a dar
la pluma para firmar,
la muía, que era algo inquieta,
asentóle la herradura
(emplasto dijera yo)
en el lado, y reventó
la postema, ya madura;
con que cesando el dolor,
dijo, mirándola abierta:
—En postemas, más acierta
la mula que su doctor.
(El amor médico, acto 1º, escena I) |