Señor Juan de Silva, escuche:
Crió un villano en su casa
un cochino y un jumento.
Al cochino regalaba
tanto, que al jumento mismo
daba envidia, que esta falta
es muy de asnos. Llegó el día
de San Martín, y escuchaba
el asno grandes gruñidos.
Asomóse a una ventana,
y vio al mísero cochino,
el cuchillo a la garganta,
que roncaba sin dormir.
—¿Para aquesto le engordaban?
—dijo el asno—. Voime al monte
por leña, venga mi albarda.
(Adversa fortuna de D. Álvaro de Luna, jornada 2ª, escena IV) |