Si tu alma te reprocha, este continuo asedio;
jura a tu ciega alma, que yo soy tu «deseo»
que el deseo, tu alma, sabe que allí se admite,
y al llegar a este punto, atiende mi requiebro.
«Deseo» saciará tu tesoro de amor.
¡Cólmalo de deseos y entre ellos el mío!
Dudo que a más espacio hay mejor movimiento,
entre los muchos números, uno, apenas es nada.
Deja pues que entre sumas, yo, desapercibido,
sea entre todos, uno, en tu suma de méritos.
Considérame nada, siempre que consideres,
que esa nada que soy es dulce para ti.
Haz tu amor, de mi nombre y ámalo para siempre,
y así, tú me amarás, que «deseo» es mi nombre. |