He admitido que él te pertenece
Y quedo hipotecado a tu deseo;
A mí mismo renuncio, esperanzado
De que tú me devuelvas lo que es mío.
Más no lo harás, ni él accedería,
Pero tú eres codiciosa, y él amable;
Por mi causa ha firmado una fianza
Que ahora a tus arbitrios lo sujeta.
Cobrarás cuanto rinda tu belleza,
Usurera que todo usufructúas,
Y entablarás un pleito por mis deudas
A quien perdí en dudosas transacciones.
Yo lo perdí, tú posees a ambos,
Y aunque él salde la deuda me encadenas. |