Ódiame si quieres, mas ahora,
Cuando el mundo conmigo se encarniza;
Sé el aliado de la fortuna impía,
Mas no sumes tu pérdida a otras penas.
No agregues, cuando yo mi pecho alivie,
Un mal nuevo a los males superados.
No postergues mi ruina, y luego añadas
A una noche inclemente alba lluviosa.
Si has de abandonarme, no lo hagas
Cuando hayan culminado mis zozobras,
Mas ahora, y sufriré primero
El desaire mayor de la fortuna.
Las penas que hoy saben tan amargas
Tras haberte perdido sabrán dulces. |