Muchas regias mañanas vi agraciando
Altas cumbres con ojo soberano,
Besando con faz rubia prados verdes,
Dorando arroyos con celeste alquimia,
Mas luego consentir que nubes negras
La faz celestial oscurecieran,
Ocultando al consternado mundo
Cómo huía humillada hacia el poniente:
También brilló mi sol una mañana
Bañándome en gloriosos esplendores,
Mas ay, lo tuve apenas una hora
Pues nubes turbulentas lo velaron.
Mas mi amor lo perdona: sol del mundo,
Mejor puede empañarse que el del cielo.
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