Bajaron los ángeles,
besaron su rostro,
y cantando a su oído dijeron:
«Vente con nosotros.»
Vió el niño a los ángeles
de su cuna en torno,
y agitando los brazos les dijo:
«Me voy con vosotros.»
Batieron los ángeles
sus alas de oro,
suspendieron al niño en sus brazos
y se fueron todos.
De la aurora pálida
la luz fugitiva,
alumbró a la mañana siguiente
la cuna vacía. |