Preocúpase el humano
Siempre de un fin futuro,
Y discurre sobre él, cierto y seguro
De que al fin llegará. ¡Delirio vano!
En encontrar se empeña
La hermosa realidad de lo que sueña;
Y corre sin reposo
En pos de aquello en que se ve dichoso.
Rejuvenece al mundo envejecido;
Y ante esa perspectiva
Arde en deseo fuerte,
Arde en un ansia viva
De mejorar su suerte.
Es la esperanza que le alienta y guía
De la existencia en la escabrosa vía,
Que aparece del niño a las miradas
En visiones doradas;
Que por misterio oculto
Encanta con prestigios al adulto;
Que al encorvado anciano aún sonríe;
Y cuando al fin de la fatal jornada
Llega al sepulcro, y yerto en él se extiende,
La luz tan adorada
Sobre la losa su fulgor enciende.
No; no es vana ilusión que haya surgido
De espíritu insensato.
Con suave acento grato
Nos dice el corazón que hemos nacido
En este mundo obscuro y desabrido
Para mejor estado.
La luz que nos ha guiado,
En nuestro corazón siempre encendida,
Y esta promesa grata y lisonjera
En el alma sentida,
¡No han de engañar al corazón que espera!
Biblioteca clásica
Schiller "Poesías líricas"
Traducción de Jerónimo Rosselló (1907) |