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Miguel Sawa

"Dichas pasadas"

(Amor)

Biografía de Miguel Sawa en Wikipedia

 
 
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Música: Mendelssohn - Song Without Words, Op. 19, No. 6
 
Dichas pasadas
 

—Sí, amigo mío; se ha casado.

Yo se lo había dicho muchas veces: «Tú concluirás por abandonarme.» Y ella se reía, moviendo su graciosa cabecita rubia. « ¡Tonto! ¡Como si eso fuera posible! »

¡Palabra de honor, que aquella muchacha parecía quererme! ¡Cuántas mañanas iba a mi casa a despertarme, y alborotaba mi cuarto de soltero con su alegre risa de enamorada! «Caliéntame las manos—me decía siempre.—Tengo mucho frío. Y eso que he venido corriendo para llegar pronto.» Y se sentaba en la cama, sin quitarse siquiera el sombrero, dejando al descubierto sus menudos piececillos, encerrados en unas elegantes botinas de charol.

¡Oh, durante siete meses fuimos muy felices! Aquella muchacha tenía la boca llena siempre de risas y de besos. Nos queríamos mucho. «Mi amor será eterno»—me decía ella, apoyando su cabecita sobre mi pecho.—«Sí, eterno. ¡Te quiero tanto, tanto!...» Y seguramente que en aquellos momentos no mentía. Después... ¡Bah! Desgraciadamente, no hay amor que resista a las influencias del tiempo.

Pues sí, se ha casado. Ayer la he visto acompañada de su marido y llevando a un chiquitín de la mano. ¡Y si vieras la picara qué hermosa está! Aún no le han salido a la cara las huellas de sus noches de matrimonio. Al verme, bajó los ojos llena de vergüenza. Yo sentí una gran angustia, unas ganas de llorar muy grandes. Tuve tentaciones de detenerla, de llevármela otra vez conmigo para calentarle las manos con mis besos, como en aquellas mañanas de invierno en que iba a despertarme a mi cama...

Pero la dejé ir, pensando en el marido, y en aquel monigote fruto de sus noches de amor...

Y he aquí que al cabo de veinticuatro horas de haberla visto me siento aún emocionado, y no hago más sino pensar en ella.

Y no la quiero, no; es la fuerza de la costumbre. Me había hecho a sus caricias, a sus besos... Dejé de verla y la olvidé. Y ahora siento la nostalgia de su amor, y tengo el cerebro lleno de deseos...

Sí, amigo mío; hace veinticuatro horas que me estoy diciendo: es preciso ser fuerte y olvidarla.

Y ya ves si soy niño; tengo la esperanza de que mañana vaya a despertarme, y a alegrar mi cuarto de soltero con su alegre risa de enamorada...

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