Capítulo 31
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Biografía de San Agustín en Wikipedia | |
Música: C. Wesley - Pastorale |
Confesiones |
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CAPÍTULO 31 |
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Me gozaré con tu luz y excelsitud |
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41. Señor, Dios mío, ¿cuál es el seno de tu profundo secreto? ¡Y qué lejos de él me arrojaron las consecuencias de mis delitos! Sana mis ojos y yo me gozaré con tu luz. Ciertamente que si existe un alma dotada de tanta ciencia y presciencia, para quien sean conocidas todas las cosas, pasadas y futuras, como lo es para mí un canto conocidísimo, esta alma es extraordinariamente admirable y estupenda hasta el horror, puesto que nada se le oculta de cuanto se ha realizado y ha de realizarse en los siglos, al modo como no se me oculta a mí, cuando recito dicha canción, qué y cuánto ha pasado de ella desde el principio, qué y cuánto resta de ella hasta terminar. Pero lejos de mí pensar que tú, creador del universo, creador de las almas y de los cuerpos, sí, lejos de mí pensar que tú conozcas así todas las cosas futuras y pretéritas. Sí; tú las conoces de otro modo, de otro modo más admirable y más profundo. Porque no sucede en ti, inconmutablemente eterno, esto es, creador verdaderamente eterno de las inteligencias, algo de lo que sucede en el que recita u oye recitar un cántico conocido, que con la expectación de las palabras futuras y la memoria de las pasadas varía el afecto y se distiende el sentido. Pues así como conociste desde «el principio el cielo y la tierra» sin variación de tu conocimiento, así hiciste en el principio el cielo y la tierra sin distinción de tu acción. Quien entiende esto, que te alabe, y quien no lo entiende, que te alabe también. ¡Oh cuán excelso eres! Y sin embargo, son tu morada los humildes de corazón. Porque tú levantas a los caídos, y no caen aquellos cuya celsitud eres tú.
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