El bien os voy a mostrar
¡Oh niños del alma mía!
Contestad con alegría
Lo que os voy a preguntar.
¿Decidme, por qué razón,
Si cumplís vuestro deber,
Sentís un dulce placer
Que os inunda el corazón?
¿Por qué al ver la desventura
Del mendigo que os implora,
Queréis llorar cuando llora
Y mitigáis su amargura?
¿Por qué, si del mal horrible
Os ciega el falso esplendor,
Tiene vuestra alma un dolor
Implacable, indefinible?
¿Qué hay oculto en vuestro ser
Que en el dolor os alienta,
Que en el mal os atormenta
Y os da en la virtud placer?
¿Qué es lo que os hace sentir
Dulce paz, duelos impíos?
¿No lo sabéis, hijos mios?
Pues os lo voy a decir.
Dios ama el bien; y al formar
Este valle de tormento
Le dio al hombre un sentimiento
Que el bien le obligó a buscar.
En esta breve existencia,
Tan frágil y tan sombría
Hay una voz que nos guía,
Y se llama LA CONCIENCIA.
Cuando con noble ardimiento
Odiéis la maldad impura,
Sentirá vuestra alma pura
Un inefable contento.
Si seguís senda maldita,
Veréis que vuestra alma gime
Y sentiréis que os oprime
Una tristeza infinita.
Yo lo sé por experiencia,
Y os lo digo aunque os asombre:
La felicidad del hombre
Depende de su conciencia.
Del mundo en la agitación,
Entre el bien y la maldad,
Vuestra conciencia buscad
Y seguid su inspiración. |