I
Las fuerzas del lenguaje son
Las damas solitarias, desoladas,
Que cantan a través de mi voz
Que escucho a lo lejos.
Y lejos, en la negra arena,
Yace una niña densa de música ancestral.
¿Dónde la verdadera muerte?
He querido iluminarme a la luz de mi falta de luz.
Los ramos se mueren en la memoria.
La yacente anida en mí con su máscara de loba.
La que no pudo más e imploró llamas y ardimos.
II
Cuando a la casa del lenguaje
Se le vuela el tejado y las palabras
No guarecen, yo hablo.
Las damas de rojo se extraviaron
Dentro de sus máscaras aunque regresarán
Para sollozar entre flores.
No es muda la muerte. Escucho
El canto de los enlutados sellar
Las hendiduras del silencio.
Escucho tu dulcísimo llanto
Florecer mi silencio gris.
III
La muerte ha restituido al silencio
Su prestigio hechizante.
Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo.
Aún si el poema (aquí, ahora)
No tiene sentido, no tiene destino. |