Almafuerte (Pedro B. Palacios) 9
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Biografía de Almafuerte, Pedro B. Palacios en AlbaLearning | |
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Música: Rodrigo - A la sombra de Torre Bermeja |
Evangélicas |
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1. — El hombre es un animal doméstico: civilizarse es domesticarse. 2. — El perro está organizado lo mismo que cualquier lobo, para devorar a las ovejas: cuando las repunta, las vigila y las defiende de su hermano el lobo, hace como el hombre; esto es: realiza una serie de actos contra natura. 3. — Cada acción humana tiene una historia interesantísima: es el resultado de una lucha incipiente entre la bestia que quiere ser bestia, porque es bestia, y la bestia que no quiere serlo. 4. — Durante los sesenta años de una existencia regular, es posible que no se haya sido hombre, verdaderamente hombre, absolutamente hombre, nada más que diez minutos. 5. — Vivir vida humana, en el sentido estricto de la palabra, es vivir una vida harto dolorosa; porque es vivir una vida de negación de los instintos fundamentales, de teatro constante, de referencia perpetua a un ideal que parece que está en nosotros; pero que no está en nosotros como los propósitos del jinete no están en su cabalgadura. 6. — Como sabe Novelli que él no es ni Hamlet ni Otelo, así sabemos todos que no somos lo que somos... ¡qué realidad tan espantosa! 7. — La mentira, lo que no es nada más que en apariencia, ha hecho al progreso, como lo que no hay de toro salvaje en el buey, hace los surcos.. 8. — Los más hermosos tipos humanos sólo son sombras, sólo son agentes, sólo son mastines que no fueron lobos nada más que muy pocas veces. 9. — Más, muchísimo más ha realizado el hombre con su segunda naturaleza que con su naturaleza misma. 10. — Los prejuicios no son sino juicios definitivos cristalizados en la mente, a lo largo del tiempo, acumulaciones de humanidad; y, muchos de ellos, sentimientos tan necesarios a la conservación del individuo y a su equilibrio dentro de la sociedad, como los propios órganos físicos de relación. 11. — De manera que suprimirlos sin substituirlos, es tan estúpido como arrojar al fuego todas nuestras ropas, cuando no tenemos otras de repuesto. 12. — Arroja tus muletas cuando ya no las necesites, como lo hizo Sixto V. |
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