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Amado Nervo

"La carta"

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Biografía de Amado Nervo en AlbaLearning

 
 
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Música: Debussy - Reflets dans l'eau
 

La carta

     

Yo espero, hace mucho tiempo, una carta que no llega.

Día a día, al venir de mi oficina, la busco sobre mi mesa.

Voluminoso es mi correo: hay en él pliegos de todos los continentes, en los cuales ponen su marca rectangular, de vivos colores, los sellos de todas las naciones. Pero entre esos numerosos pliegos que me traen saludos o reproches, aplausos o censuras, solicitudes o dones, no figura mi carta: la carta que yo aguardo.

¿De quién es esa carta? Quizás de la mujer que hubiera amado y de la que me separó un destino brutal, cuando se buscaban nuestros ojos con todos sus enigmas, nuestras bocas con todas sus preguntas y todas sus promesas, nuestros brazos con todos sus temblores y todos sus deseos...

Esa mujer, desde alguna tierra lejana, piensa en mí; acaso mi nombre llega alguna vez a su retiro... y un día me escribirá la carta que yo ansío, la carta merced a la cual se orientará definitivamente mi espíritu. Y lo que fue hasta aquí, ya no será; y lo que no ha sido, empezará a ser.

Oh, sí, yo aguardo una carta, breve, blanca y fina, sellada con lacre malva o lila; perfumada apenas por el roce de larga y marfilina mano ducal...

Una carta que me dirá lo que no acertaron a decirme aquellos labios a quienes la fatalidad

impidió abrirse a tiempo... Algo muy misterioso y muy hondo; palabras que estarán como tejidas de sol y de luna, y entre las cuales palpitarán un amor muy grande y un muy grande ensueño. ¿Cuándo llegará esa carta, Dios mío?

¡Cuántos años han pasado desde que la espero!

Señor: en mis cabellos ya hay escarcha y en mi alma cansancio. Mis ojos están fatigados de mirar a lo lejos, buscando barcos de luz, galeras de oro, entre las fantasmagorías del poniente.

He sondeado todas las perspectivas, he escudriñado todas las lontananzas, y Ella no aparece. Por lejos que viniera, yo sabría distinguirla, porque, como las princesas de las estampas, tiene un lucero en la frente...

Señor, estoy triste y clamo a ti... Mi corazón, incorregible, salta siempre como pájaro ansioso, al acercarme a mi mesa... por si entre los pliegos de varios matices, está su carta, la carta que precederla debe, la sola que yo quiero recibir; fuera de la cual todas son vanidad y tedio...

¡Señor, haz que me escriba, antes de que reine la noche, esa perenne noche en que todo se desvanece! Porque entonces, aun cuando llegue su carta, como estaré inmóvil, ya no podré abrirla; como estaré a obscuras, ya no podré leerla.

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Misterio y Terror