Para calmar a veces un poco el soberano,
El invencible anhelo de volverte a mirar,
Me imagino que viajas por un país lejano
De donde es muy difícil, ¡muy difícil!, tornar.
Así mi desconsuelo, tan hondo, se divierte;
Doy largas a mi espera, distraigo mi hosco esplín,
Y, pensando en que tornas, en que ya voy a verte,
Un día, en cualquier parte, me cogerá la muerte
Y me echará en tus brazos, ¡por fin, por fin, por fin! |