Mira: siendo yo muchacho
había en mi casa vendimia,
y por el suelo Has uvas
nunca me daban codicia.
Pasó este tiempo, y después
colgaron en la cocina
las uvas para el invierno;
y yo, viéndolas arriba,
rabiaba por comer dellas,
tanto, que trepando un día
por alcanzarlas, caí
y me quebré las costillas.
(El desdén con el desdén, jornada 1ª , escena I) |