Desafió a otro un portugués,
y le esperaba en un monte,
que el subir a su horizonte
cansara a un gato montes.
Llegó allá el desafiado,
muerto del paso prolijo,
y en viendo al contrario, dijo,
molido y desalentado :
—Yo no me puedo mover;
¿para qué me llamó aquí?
Y él respondió : —Porque así
teño menos que facer.
(El caballero, jornada 2ª , escena I) |