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Richard Middleton

"Un día húmedo -A wet day"

Biografía de Richard Middleton en Wikipedia

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UN DÍA HÚMEDO
A WET DAY

Según nos vamos haciendo mayores se hace más patente que nuestros momentos son los fantasmas de viejos momentos y nuestros días pálidas repeticiones de otros días que conocimos en el pasado. Se podría casi decir que, después de cierta edad, jamás nos encontramos con un extraño ni visitamos un lugar nuevo. El palacio de nuestra alma, esperemos que agrandado con el paso de los años, es perseguido por los pequeños recuerdos que se asoman por las esquinas para espiarnos con nostalgia cuando creemos estar solos. A veces somos incapaces de oír las voces del presente al ser apagadas por los susurros del pasado; a veces la habitación está tan repleta de fantasmas que difícilmente podemos respirar. Y sin embargo, con frecuencia es difícil encontrar un significado a estos días muertos, a estos recuerdos que vuelven para interrumpir nuestro sentido del devenir del tiempo. ¿Por qué nuestro cerebro tiene que ocultar estas memorias triviales durante tanto tiempo y mostrárnoslas luego, cuando no tienen consecuencias aparentes? Tal vez no somos lo suficientemente listos para desvelar el misterio; tal vez todas estas menudencias que hemos recordado inconscientemente año tras año son en verdad  las fuerzas poderosas que hacen que nuestras vidas sean lo que son.

As we grow older it becomes more and more apparent that our moments are the ghosts of old moments, our days but pale repetitions of days that we have known in the past. It might almost be said that after a certain age we never meet a stranger or win to a new place. The palace of our soul, grown larger let us hope with the years, is haunted by little memories that creep out of corners to peep at us wistfully when we are most sure that we are alone. Sometimes we cannot hear the voice of the present for the whisperings of the past; sometimes the room is so full of ghosts that we can hardly breathe. And yet it is often difficult to find the significance of these dead days, restored to us to disturb our sense of passing time. Why have our minds kept secret these trivial records so many years to give them to us at last when they have no apparent consequence? Perhaps it is only that we are not clever enough to read the riddle; perhaps these trifles that we have remembered unconsciously year after year are in truth the tremendous forces that have made our lives what they are.

Estando esta mañana de pie junto a la ventana y viendo la lluvia, fui de repente consciente de una mañana húmeda de hace mucho tiempo cuando también permanecí de pie, como ahora, mirando cómo resbalaban las gotas de lluvia por los cristales de la ventana. Era un niño de ocho años, vestido con un traje de marinero, con el pelo muy corto al estilo de los chicos franceses, y que tenía una herida en la rodilla derecha por haber caído sobre la gravilla debajo de una de las ventanas del colegio. Era un día realmente gris y muy húmedo. Podía oír la lluvia golpeando sobre las ramas de los abetos y resbalando por el tejado de la cocina, mientras el viento la empujaba en ráfagas sobre el césped empapado, produciendo el sonido de una ola al romper. Oía el gorgoteo del agua en el canalón oculto tras la hiedra, y miraba con sumo interés uno de los caminos que estaba anegado, de tal forma que una especie de arroyuelo corría entre los arriates de rosas y me recordaba a los cuadros que representaban Venecia. Pensaba que sería muy divertido que continuara lloviendo tan fuerte, hasta inundar la casa, de manera que tuviéramos que pasar hambre durante tres semanas, y luego ser rescatados triunfalmente en botes de remos; pero en realidad no tenía mucha esperanza de que así fuera. Detrás de mí, en el cuarto de estudio, mis dos hermanos jugaban al ajedrez, aunque todavía no habían empezado a pelearse, y en una esquina mi hermana pequeña se dedicaba a golpear pacientemente a su muñeca. Había un fuego en la chimenea, pero era uno de esos fuegos apagados, sombrío y humoso en el que es imposible interesarse. El reloj que había encima de la repisa de la chimenea marcaba lentamente los segundos y pensé que una eternidad de estos largos segundos me separaba de la cena. Pensé que me gustaría salir afuera.

 

Standing at the window this morning and watching the rain, I suddenly became conscious of a wet morning long ago when I stood as I stood now and saw the drops sliding one after another down the steamy panes. I was a boy of eight years old, dressed in a sailor suit, and with my hair clipped quite short like a French boy's, and my right knee was stiff with a half-healed cut where I had fallen on the gravel path under the schoolroom window, it was a really wet, grey day. I could hear the rain dripping from the fir-trees on to the scullery roof, and every now and then a gust of wind drove the rain down on the soaked lawn with a noise like breaking surf. I could hear the water gurgling in the pipe that was hidden by the ivy, and I saw with interest that one of the paths was flooded, so that a canal ran between the standard rose bushes and recalled pictures of Venice. I thought it would be nice if it rained truly hard and flooded the house, so that we should all have to starve for three weeks, and then be rescued excitingly in boats; but I had not really any hope. Behind me in the schoolroom my two brothers were playing chess, but had not yet started quarrelling, and in a corner my little sister was patiently beating a doll. There was a fire in the grate, but it was one of those sombre, smoky fires in which it is impossible to take any interest. The clock on the mantelpiece ticked very slowly, and I realised that an eternity of these long seconds separated me from dinner-time. I thought I would like to go out.

La empresa presenta ciertas dificultades y peligros, pero ninguno que no pudiera ser superado. Tendría que bajar sigilosamente hasta el vestíbulo y ponerme las botas y el impermeable sin ser visto. Tendría que abrir la puerta principal sin hacer apenas ruido, ya que las otras puertas estaban vigiladas estrechamente por los criados, y tendría que correr camino adelante bajo la luz de muchas ventanas. Una vez más allá de la puerta me encontraría a salvo, ya que la humedad del día me protegería de los encuentros peligrosos. Caminar bajo la lluvia sería más agradable que permanecer en la polvorienta sala de estudio, donde la vida permanece inmutable de cuarto en cuarto de hora, y recordé que había un pequeño bosque cerca de nuestra casa en el que nunca había estado cuando estaba lloviendo fuerte. Quizás me encontrara  con ese mago al que tan a menudo había buscado en vano en los días soleados, ya que era bastante probable que preferiera caminar con mal tiempo, cuando no había nadie en los alrededores. Sería delicioso escuchar cómo caían las gotas de lluvia sobre las copas de los árboles, y sentirse abrigado y totalmente seco debajo de ellas. Tal vez el mago me daría una varita mágica, y yo sería capaz de hacer cosas como el mago las pasadas Navidades.

 

The enterprise presented certain difficulties and dangers, but none that could not be surpassed. I would have to steal down to the hall and get my boots and waterproof on unobserved. I would have to open the front door without making too much noise, for the other doors were well guarded by underlings, and I would have to run down the front drive under the eyes of many windows. Once beyond the gate I would be safe, for the wetness of the day would secure me from dangerous encounters. Walking in the rain would be pleasant than staying in the dull schoolroom, where life remained unchanged for a quarter of an hour at a time; and I remembered that there was a little wood near our house in which I had never been when it was raining hard. Perhaps I would meet the magician for whom I had looked so often in vain on sunny days, for it was quite likely that he preferred walking in bad weather when no one else was about. It would be nice to hear the drops of rain falling on the roof of the trees, and to be quite warm and dry underneath. Perhaps the magician would give me a magic wand, and I would do things like the conjurer last Christmas.

Seguro que me castigarían al volver a casa pues, aunque no me descubrieran, se darían cuenta de que mis botas estaban embarradas y de que tenía el impermeable empapado. No me darían pastel para cenar y me mandarían temprano a la cama: pero todas esas cosas ya me han ocurrido antes, y aunque no me gustaron en el momento, ahora con la perspectiva ya no me parecen tan horribles. ¡Y la vida era tan aburrida en la sala de estudio aquella mañana húmeda cuando yo tenía ocho años!

 

Certainly I would be punished when I got home, for even if I were not missed they would see that my boots were muddy and that my waterproof was wet. I would have no pudding for dinner and be sent to bed in the afternoon: but these things had happened to me before, and though I had not liked them at the time, they did not seem very terrible in retrospect. And life was so dull in the schoolroom that wet morning when I was eight years old!

Sin embargo no salí al exterior, sino que permanecí dudando frente a la ventana, mientras que con cada ráfaga la tierra parecía sacudirse sus rizos de lluvia de su brillante frente. Estar al borde de la aventura es interesante en sí mismo, y ahora que podía pensar en los detalles de mi expedición ya no estaba aburrido. Así permanecí soñando hasta que el dorado momento de la acción había pasado, y una violenta exclamación emitida por uno de los jugadores de ajedrez me devolvió al mundo prosaico. En un instante el tablero de ajedrez salió volando por los aires y los combatientes se enzarzaron en una pelea. Mi hermana pequeña, que ya poseía la femenina inclinación natural por el orden, se deslizó fuera de su rincón y empezó a recoger las piezas de ajedrez de entre los pies de los combatientes. Yo había visto ya antes aquella escena, y mientras aunaba fuerzas para acudir en ayuda del hermano con el que, en aquellos momentos, tenía cierta clase de alianza, pensé que habría sido mucho mejor que me hubiese atrevido a ir en busca de aventuras a aquel mundo lluvioso.

 

And yet I did not go out, but stood hesitating at the window, while with every gust earth seemed to fling back its curls of rain from its shining forehead. To stand on the brink of adventure is interesting in itself, and now that I could think over the details of my expedition was no longer bored. So I stayed dreaming till the golden moment for action was passed, and a violent exclamation from one of the chess-players called me back to a prosaic world. In a second the board was overturned and the players were locked in battle. My little sister, who had already the feminine craving for tidiness, crept out of her corner and meekly gathered the chessmen from under the feet of the combatants. I had seen it all before, and while I led my forces to the aid of the brother with whom at the moment I had some sort of alliance, I reflected that I would have done better to dare the adventure and set forth into the rainy world.

Y esta mañana, mientras permanecía de pie al lado de la ventana, mis recuerdos me traen, con cierta crueldad, las imágenes de aquel día húmedo hace tanto tiempo perdido; y aún sigo pensando lo mismo. ¡Ah! ¡Debería haberme puesto las botas y el impermeable, haberme ido al pequeño bosque en busca del hechicero! Me habría dado la capa de la invisibilidad, el monedero de Fortunato y  un par de botas de siete leguas. Me habría enseñado a conquistar mundos  y a dejar los fáciles triunfos de los soñadores a los locos, filósofos y poetas. Él habría hecho de mí un hombre de acción, un hombre de estado, un soldado, un fundador de ciudades o un cavador de tumbas. Porque hay dos clases de hombres en el mundo cuando dejamos de lado las pequeñas diferencias de forma y color. Existen los hombres que hacen cosas y los que sueñan con ellas. Nadie puede ser a la vez un soñador y un hombre de acción, y estamos condenados a decidir qué papel queremos desempeñar en la vida cuando todavía somos demasiado jóvenes para saber realmente qué hacer.

 

And this morning when I stood at my window, and my memory a little cruelly restored to this vision of a day long dead, I was still of the same opinion. Oh! I should have put on my boots and my waterproof and gone down to the little wood to meet the enchanter! He would have given me the cap of invisibility, the purse of Fortunatus, and a pair of seven-league boots. He would have taught me to conquer worlds, and to leave the easy triumphs of dreamers to madmen, philosophers, and poets, He would have made me a man of action, a statesman, a soldier, a founder of cities or a digger of graves. For there are two kinds of men in the world when we have put aside the minor distinctions of shape and colour. There are the men who do things and the men who dream about them. No man can be both a dreamer and a man of action, and we are called upon to determine what rôle we shall play in life when we are too young to know what to do.

No creo que se tratara de un mero capricho de la memoria el que conservara  la imagen de aquella hora de una forma tan detallada, mientras que otros momentos más brillantes y llenos de acontecimientos han desaparecido para siempre. Creo que ese momento de duda frente a la ventana del cuarto de estudio determinó una forma mental que me ha hecho un soñador desde entonces. Durante toda mi vida he preferido el pensamiento a la acción. Nunca he escapado al pequeño bosque. Nunca he conocido al mago. Pero, esta mañana, cuando el Destino me tendió esta trampa y mis sueños se congelaron un instante con el gélido aliento del pasado, no fui capaz de salir corriendo hacia las calles de la vida y alumbrar mi camino con una espada llameante. No, cogí mi pluma y escribí algunas frases en una hoja de papel, y adormecí mis sentidos sobreexcitados con la tranquilidad del más ocioso de los sueños.”

 

I do not believe that it was a mere wantonness of memory that preserved the image of that hour with such affectionate detail, where so many brighter and more eventful hours have disappeared for ever. It seems to me likely enough that that moment of hesitation before the schoolroom window determined a habit of mind that has kept me dreaming ever since. For all my life I have preferred thought to action; I have never run to the little wood; I have never met the enchanter. And so this morning, when Fate played me this trick and my dream was chilled for an instant by the icy breath of the past, I did not rush out into the streets of life and lay about me with a flaming sword. No; I picked up my pen and wrote some words on a piece of paper and lulled my shocked senses with the tranquillity of the idlest dream of all.

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