DE DIFERENTES AUTORES CHINOS

1. Tratad a los extranjeros con humanidad; llevad la ilustración a vuestros vecinos; imitad al talento; depositad vuestra confianza en los hombres honrados y romped toda relación con los hombres corrompidos.
2. No dejéis nunca sin recompensa una buena acción, aunque os parezca dudosa.
3. Amad al pueblo en vez de despreciarle, porque es el verdadero fundamento del Estado. Si este fundamento es sólido, no podrá el Estado ser destruido.
4. Cuando surge el fuego del cráter del volcán, calcina indistintamente el vil guijarro y la preciosa piedra. Un ministro sin virtudes es todavía más destructor que el fuego de los volcanes.
5. Pensad antes de obrar, y no comencéis nada sin haber consultado las circunstancias bien a fondo.
6. Enturbia sus virtudes quien cree tenerlas sobradas, y pierde el fruto de su buena acción el que la elogia por su propio labio.
7. Todo hombre se ilustra, instruyendo a los demás: aquel que se consagra a dar preceptos a sus semejantes, hace progresos de los cuales oo se apercibe en un principio.
8. El desprecio desanima a los hombres y amengua su virtud.
9. ¡Oh, legisladores! Vosotros, en quienes la sabiduría debe brillar más que en el resto de las gentes, curaos mucho de las penas que asignéis a los delincuentes. Una vez promulgadas vuestras leyes, deben ser cumplidas: peligroso sería dejar de practicarlas; pero atroz y terrible ordenar su ejecución si resultasen inhumanas.
10. Gratísima curiosidad la de ver a un sabio: se le admira y no se aprovechan sus lecciones.
11. Del calor de la sangre nace un valor maquinal y desordenado: el valor verdadero se halla dirigido por la razón.
12. El amor de sus semejantes es el asilo del hombre; y la equidad el camino recto de su dicha. Dejar un asilo seguro, abandonar el mejor camino, ¿no es una locura digna de compasión?
13. Es el vicio de muchos querer convertirse en maestros de los demás, cuando ellos deberían contentarse con ser discípulos por largo tiempo todavía.
14. No se distingue el hombre de los otros animales, sino por la inteligencia; algunos la cultivan, descuídala el mayor número: éstos parece que quieren renunciar a lo que del bruto les separa.
15. Nadie logra dominar una materia sin estudiar algo; cualquiera puede, no obstante, formarse en la virtud sin el menor esfuerzo.
16. Yo amo tanto al hombre que no lee ningún libro, como al que cree todo lo que en los libros se encuentra.
17. No digáis nunca: esta falta es ligera, yo puedo cometerla sin hacer daño. No afirméis jamás: este acto de virtud es insignificante, séame permitido renunciar a él.
18. Cuando el Gobierno es benévolo, el pueblo teme a la muerte, porque entonces es agradable la vida. Cuando el rigor del Poder resulta excesivo, cesa el miedo a la muerte, porque la vida es insoportable.
19. Constrúyense palacios para alojar a un solo hombre; ¿no sería mejor levantar modestos edificios para albergar a tantos desgraciados que no tienen donde reclinar la cabeza?
20. El que es ligero en prometer, se ve obligado con frecuencia a faltar a su palabra y se hace indigno de toda confianza; sobre todo, no os fiéis nunca del hombre que formula el pro y el contra en un mismo negocio.
21. Si es vergonzoso engañar a aquellos con quienes se vive, mucho más criminal resulta mentir a la posteridad.
22. Penetraron ladrones en una aldea y no dejaron vivos más que a dos hombres; ciego era el uno, paralítico el otro: el ciego cargó con el paralítico y éste indicó el camino al ciego, ganando de tal suerte un asilo los dos. Las contrariedades de la vida se hacen más ligeras cuando los hombres se ayudan mutuamente.
23. Cuando oigo hablar mal de alguno, dijo un poeta, experimento dolor idéntico al que me causarían en el corazón agudas espinas pero cuando escucho hacer elogios de alguien, siento placer igual al que excitaría en mí el olor más suave de las flores.
24. ¿Deseáis emprender con seguridades de éxito un negocio? Pues es preciso que os resolváis a ceder alguna cosa de vuestra parte.
25. Envejecer, enfermar, morir: he aquí los mayores males de la humanidad. Las riquezas no suministran medicinas para todo esto; pero con ellas so envejece a menudo más pronto, se cae enfermo con más frecuencia, y se alcanza la muerte con más premura.
26. Esperad a que yo tenga lo superfluo y socorreré a los pobres. ¡Ah, desgraciado! Tú no los socorrerás nunca.
27. ¿Ves esa res que llevan al matadero? Su fin se aproxima. ¡Mortal, tu suerte es idéntica! Cada instante de tu vida es un paso que das hacía la muerte.
28. Sólo posees un asno miserable; él te conduce. Delante de ti marcha un hombre, caballero sobro brioso corceL ¿Lloras? ¿Te afliges? Pues vuelve la cabeza, contempla esa multitud que a pie te sigue encorvada bajo el peso de la mercancía, y consuélate.
29. Si no has ejercido cargos públicos, ignoras cuán difícil es gobernar los pueblos: si no has tenido hijos, desconoces los cuidados y la solicitud de un padre. No hables nunca ligeramente de aquellas obligaciones que no has tenido ocasión de llenar.
30. No exijáis de los ancianos cosas que puedan fatigarles, ni de hombres sin fortuna servicios que les sean dispendiosos.
31. Un ligero socorro proporcionado a tiempo y en una necesidad extrema, vale más que cien beneficios mal distribuidos.