Lo que llamamos "casualidad" no es más que la ignorancia de las causas físicas.
La naturaleza no anda a saltos.
Proscribir la razón para afirmar la revelación, es arrancarse los ojos para ver mejor los satélites de Júpiter al través de un telescopio.
No hay nacimiento ni muerte; no hay sino transformación bajo la ley del progreso. |