De la obediencia y sujeción.

1. Gran cosa es estar en obediencia, vivir sujeto al prelado y no tener voluntad propia.

Más seguro es obedecer que mandar.

Muchos hay que obedecen más por necesidad que por amor; de aquí es que llevan una vida pesada y fácilmente se entregan a la murmuración.

Estos no poseeran la libertad de espíritu si no se sujetan de todo corazón por Dios.

Anda de una parte a otra: no hallarás descanso sino en la humilde sujeción al gobierno de un superior.

A muchos han engañado la imaginación y la gana de mudar de un lugar a otro.

2. Verdad es que cada cual obra con mas gusto haciendo la propia voluntad, y se inclina mas a los que piensan como él.

Mas si Dios esta entre nosotros, necesario es que renunciemos algunas veces a nuestro propio dictamen por el bien de la paz.

¿Quién es tan sabio que lo sepa todo enteramente?

No quieras, pues, confiar demasiado en tu opinión, mas oye también gustoso el parecer de otros.

Aunque tu parecer sea acertado, aprovecharás mas dejándolo y siguiendo el de otro, por causa de Dios.

3. Muchas veces he oído decir que es más seguro oír y tomar consejo, que daría.

Puede suceder muy bien que el modo de pensar de cada cual, aunque distinto, sea bueno; mas no querer sujetarse al de otros cuando la razón o algún justo motivo lo demandan, es señal de soberbia y terquedad.