De la prudencia en las acciones.

1. No se debe dar crédito a cualquier palabra ni a cualquier pensamiento; sino que las cosas deben examinarse según Dios, con prudencia y despacio. ¡Que dolor! Se cree y se dice del prójimo con mas ligereza el mal que el bien: ¡tan miserables somos!

Mas los varones prudentes no creen de ligero todo lo que les cuentan, porque saben que la miseria humana está siempre inclinada al mal, y es muy resbaladiza en las palabras.

2. Gran sabiduría es no ser el hombre inconsiderado en lo que ha de hacer, ni tampoco porfiado en su propio sentir.

También es gran sabiduría no creer de ligero cualesquiera palabras de los hombres, ni referir a otros todo lo que se oye y se cree.

Toma consejo del hombre sabio y de recta conciencia, y prefiere las instrucciones del que sabe mas que tú, a seguir tu propio parecer.

La vida virtuosa hace al hombre sabio según Dios, y experimentado en muchas cosas.

Cuanto más el hombre fuere humilde en sí, y más sujeto a Dios, tanto más sabio y cuerdo será en todo.