Querer, querer, querer,
esa fue mi corona:
Esa es.
Entre las fatalidades
que somos tú y yo, él ha sido
la fatalidad más grande.
De la contemplación
nace la rosa;
de la contemplación
el naranjo y el laurel:
Tú y yo del beso aquel.
Escribí en el árbol
los tres nombres de la vida:
vida, muerte, amor.
Una ráfaga de amor,
tantas claras veces ida,
vino y los borró.
Llegó con tres heridas:
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida.
Con tres heridas viene:
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte,
Con tres heridas yo:
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.
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