"Las desventuras del joven Werther" Libro Primero Carta 1
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Biografía de Johann Wolfgang von Goethe en Wikipedia | |
Música: Brahms - Three Violín Sonatas - Sonata N 3 - Op. 108 |
Las desventuras del joven Werther |
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4 de mayo de 1771 | ||
¡Cuánto me alegro de mi viaje! ¡Ay, amigo mío, lo que es el corazón del hombre! ¡Dejarte ti, a quien tanto quiero; dejarte, siendo inseparable, y sentirme dichoso! Sé que me lo perdonas. No parece sino que el destino me había puesto en contacto con los demás amigos, con el exclusivo fin de atormentar un corazón como el mio. ¡Pobre Leonor! Y, sin embargo, no es culpa mía, ¿Podía yo evitar que se desarrollase una pasión en su desdichado espíritu, mientras me embelesaba con las gracias hechiceras de su hermana? Así y todo, ¿no tengo nada que echarme en cara? ¿No he nutrido esa pasión? Más aún: ¿no he solido entretenerme con ese ingenuo lenguaje de la Naturaleza, que muchas veces nos movía a risa, aunque nada tuviera de risible? ¿No he?.. Pero, ¿qué es el hombre para que se atreva a quejarse? Quiero enmendarme, caro amigo, quiero enmendarme, y te prometo hacerlo; no quiero volver a saborear, como lo he hecho siempre, hasta la menor gota de amargura que la suerte nos envía; quiero vivir de lo presente y que lo pretérito sea para mí pasado totalmente. Reconozco que tienes razón cuando dices que en la tierra habría menos amarguras si los hombres (Dios sabrá por qué los ha hecho como son) no se dedicasen con tanto ahinco a recordar dolores antiguos, en vez de soportar con entereza los presentes. Di a mi madre que no dejaré de la mano su asunto, y que le daré noticias de él lo más pronto que pueda. He hablado con mi tía: lejos de encontrar en ella a la perversa mujer de que ahí me hablaron, te aseguro que, aunque viva y hasta irascible, tiene un excelente corazón. Me he hecho eco de las quejas de mi madre por la parte de herencia que le retiene, me ha explicado su conducta y los motivos que la justifican; también me ha dicho en qué condiciones está dispuesta a entregarnos aún más de lo que pedimos. Basta de esto por hoy, di a mi madre que todo se arreglará. He visto una vez más, amigo mío, en este asunto insignificante que las equivocaciones y la negligencia causan en el mundo más daño que la astucia y la maldad; bien es cierto que éstas no abundan tanto. Por lo demás, aquí me encuentro perfectamente. La soledad de este paraíso terrenal es un precioso bálsamo para mi alma, y esta estación en que todo renace consuela por completo mi corazón, que con frecuencia se estremece de pena. Cada árbol, cada planta es un ramillete de flores, y siente uno deseos de convertirse en abeja, para revolotear en esta atmósfera de perfumes y libar en ella el necesario alimento. La ciudad propiamente dicha es desagradable; pero en sus cercanías brilla la naturaleza con todo su esplendor. Por eso el difunto conde de M... mandó plantar su jardín en una de estas colinas, que se cruzan en variado y encantador panorama, formando los valles más deliciosos. El jardín es sencillo, y se observa desde la entrada que el plano, más que engendro de sabio jardinero, es combinación de un alma sensible, que deseaba disfrutarlo personalmente. Muchas lágrimas he consagrado ya a la memoria del conde en las ruinas de un pabelloncito, que era su retiro predilecto y que también es el mío. En breve seré yo el dueño del jardín: en sólo dos días me he sabido granjear la buena voluntad del jardinero y te aseguro que no llegará a arrepentirse de ello. |
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