Pajarillos con alas doradas,
que en las ramas del árbol bendito
suspendidos de hilillos de oro,
tenéis vuestros nidos...
¡Mirad hacia abajo,
mirad con cariño!
Pajarillos con alas de pluma,
que debajo del árbol bendito
vuestros nidos tenéis en el suelo
cuajados de frío...,
¡mirad hacia arriba
y esperad tranquilos!
Pajarillos dorados de arriba:
de las plumas calientes del nido,
de los frutos del árbol sagrado
cargad los piquillos,
tended esas alas,
cortad esos hilos...
Pajarillos humildes del suelo,
ya va el sol a templar vuestros nidos,
ya el amor va a bajar a buscaros;
abrid los piquitos,
tended las alillas,
estad prevenidos...
Descended ya vosotros del árbol,
elevaos vosotros y uníos,
y en los aires os dais un abrazo,
juntáis los piquitos,
rozáis vuestras alas.
unís los pechillos...
Y bajaron amables los unos,
y subieron los otros sumisos,
y después de besarse en los aires
volaron unidos...
¡Todos eran unos!
¡Todos pajarillos!
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¡Que se calle ese sabio parlante,
que los males del mundo afligido
no se curan con esos discursos
hinchados y fríos...
¡Se curan con besos,
con besos de niño!
Los que nazcan en camas de oro
que se acuerden de sus hermanitos.
Los que nazcan en cunas de paja
que sufran sumisos,
porque Aquel que nació en el pesebre
también tuvo frío...
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