Fue a matricularse en la antigua Universidad de Alcalá un estudiante de la Alcarria.
—¿Cómo se llama Vd.?—le preguntó el secretario.
—Juan Bautista Combé,—dijo el estudiante.
—¿Viene Vd. a enseñarme ortografía, señor novicio? ¿Cómo se llama Vd.? esto es lo que le pregunto.
—Bautista Combé...
—No sea Vd. impertinente; ya sé que Bautista se escribe con b. ¡Quiero saber el apellido.
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