Una mujer vio entrar en su corral una hermosa gallina negra, la que a poco puso un huevo que parecía de pava, y más blanco que la cal. Estaba la mujer loca con su gallina, que todos los días ponía su hermosísimo huevo. Pero hubo de acabársele la overa, y la gallina dejó de poner, y su ama se incomodó tanto, que dejó de darla trigo, diciendo:
-Gallina que no pone, trigo no come.
A lo que la gallina, abriendo horrorosamente el pico, contestó:
-Poner huevo y no comer trigo, eso no es conmigo.
Y abriendo las alas, dio un volteo, se salió por la ventana y desapareció, por lo que la mujer se cercioró de que la tal gallina era un duende, que se fue sentido por la avaricia de la dueña. |