Eduardo Wilde en AlbaLearning

Eduardo Wilde

"Alma callejera"

Biografía de Eduardo Wilde en AlbaLearning

 
 
[ Descargar archivo mp3 ]
 
Música: Liadov - Op.10 - Trois Morceaux - 1: Prelude in D flat major
 
Alma callejera
 

No puedo dormir; mi alma se sale de mi cuerpo y se va a la calle semi-oscura y húmeda, donde los faroles de gas parecen jaulas aburridas, que encierran canarios moribundos ardiendo.

Mi alma va topando las paredes de trecho en trecho o cayendo en su vuelo incierto, sobre las veredas, como la sombra de un pájaro ciego.

Mi alma huida marcha escondiéndose como si tuviera un paquete de intenciones ocultas debajo del brazo, o como si fuera una criada mercenaria que llevara un niño recién nacido a dejarlo clandestinamente en una puerta.

Mi alma avanza, avanza, a pesar de sus caídas y revoloteos, como una mancha que está dentro de los ojos, siguiendo en una dirección resultante, su ruta a través de las penumbras fantásticas que obstruyen la vía pública.

Mi alma viaja a favor de la noche y del silencio, su cómplice, como un capullo oscuro que va delante de los ojos y se pega cual sombra a los objetos, alargando su forma entre los huecos y saltando tangente en las aristas.

Busca un barrio, una casa, husmea las hendiduras de las puertas, se levanta, se asoma al ojo de la llave, huye como soplada por el viento, trepa por los barrotes de las ventanas, desaparece y su forma se esparce sobre la alfombra de una sala donde ha caído atravesando los vidrios entre dos varillas de persiana.

Un movimiento más y está como la proyección de un cuerpo, a inmensa distancia, sin que se vea el camino recorrido. Y luego temblando como un tul carbonizado puesto al extremo de un alambre fino, vuelve a golpearse en las paredes de la casa asediada, enfilando los ángulos, subiendo a las cornisas y elevándose sobre los muros para estampar su luto en el horizonte a través del vacío y volver fatigada del salto, a buscar pacientemente su entrada.

Como un núcleo flotante de humo negro, mi alma merodea sobre las azoteas, desciende a los patios, gira alrededor de las plantas y de repente se lanza a las habitaciones por los postigos entreabiertos.

Un ruido leve la estremece; es un suspiro que se escapa de entre las cortinas del lecho donde duerme una mujer. Mi alma se difunde sobre aquel cuerpo adorado, visita sus formas, se arrastra sobre ellas diseñadas bajo las finas telas, sigue las curvas de su busto, rodea el óvalo de su cara, enfila sus labios... la respiración la rechaza... un perfume la penetra... se aproxima de nuevo... una aspiración la absorbe y la instala dentro del seno más querido...

De allí no se moverá nunca; allí estará mezclada con la sangre de la mujer amada, recorriendo sus nervios y viajando de su corazón a su cabeza.

Allí vivirá siempre, alimentando su propia pasión, y yo, sin alma, me levantaré mañana para pasear mis ojos muertos sobre las indiferencias de la vida, viviendo de prestado y gestionando mi bocado de pan con mi cuerpo vacío, sin otra aspiración en la tierra que amarla y que me ame.

1882

Inicio
     
 

Índice del Autor

Cuentos de Amor

Misterio y Terror