Penetró una zorra en un rebaño de corderos, y arrimando a su pecho a un pequeño corderillo, fingió acariciarle.
Llegó un perro de los que cuidan el rebaño y preguntó:
- ¿Qué estás haciendo?
- Le acaricio y juego con él, contestó con cara de inocencia.
- ¡ Pues suéltalo enseguida, si no quieres conocer mis mejores caricias!
Moraleja:
Al impreparado lo delatan sus actos. Estudia y aprende con gusto y tendrás éxito en tu vida.